Se habla al interior de Oomapasc de que fue un tal Plutarco Sánchez Patiño quien consiguió el contrato para Eroagua
Por: Francisco González Bolón
Dos sucesos terminan por incrementar los claroscuros de la vida social y política de Cajeme en los últimos tiempos. Por principio de cuentas, anuncia la firma internacional que dirige Galletera Mexicana que se desiste del amparo en contra de la empresa Eroagua, cuyos estudios acusan a algunos negocios de estar usando mas agua de lo debido, sin que se les cobre. Según los antecedentes en otras entidades, como Baja California, la empresa contratada por el Organismo Operador Municipal de Agua Potable para analizar los consumos de decenas de industrias y comercios, no tiene el mejor de los prestigios. Mucho menos los personajes que acercaron a Manuel García, de Fisamex, de la cual depende Eroagua, al alcalde Javier Lamarque Cano para que lo contratara. Al menos nueve empresas ya recurrieron a la solicitud de amparo para evitar que los dictámenes de Eroagua se pudieran tomar como la verdad absoluta en torno al consumo de agua y hay algunas que incluso se están acercando a Oomapas para llegar a acuerdos. Lo lamentable es que en medio de esta disputa, se han escuchado versiones en el sentido de que los cobros a las empresas se están tomando como una extorsión, si se toma en cuenta que en algunos casos se les ha emplazado a pagar pero con la advertencia de que solamente una parte del total será conforme a una factura y el resto, vaya usted a saber a dónde iría a parar. Además, se habla al interior de Oomapasc de que fue un tal Plutarco Sánchez Patiño quien, en vez de concentrarse en sus tareas de Delegado de la Sader en Sonora, consiguió el contrato para Eroagua y no precisamente como hermanito de la caridad. Otros señalan a un funcionario estatal como quien ha estado hablando al oído a las autoridades municipales para que la firma que tantos problemas causó en Baja California, siga operando en Cajeme. Y lo curioso es que Fisamex es de las empresas consentidas de los gobiernos morenistas. Todo eso es lo que a los empresarios les ha generado mucho "sospechosismo". Ojalá el alcalde Lamarque Cano tome cartas en el asunto si es que a sus oídos no han llegado esas versiones de que alguien cercano,a nombre de la Comuna, está haciendo negociaciones que no le competen, como en el caso de los proveedores de la gasolina a los que visita con frecuencia y les emplaza a ciertos negocios no tan claros para las finanzas municipales.INDEMNIZACIÓN CARRETERA
El otro tema es el de los bloqueos de la carretera Internacional, que de golpe y porrazo terminaron, unos con el pretexto de la Cuaresma Yaqui, y otros porque iban a reorganizarse para volver a la zona del Danzante Yaqui.
Pero las autoridades tradicionales de Vícam y Loma de Guamúchil, sede de Cócorit, nunca pensaron en que la verdad iba a saberse y algunas personas de esas comunidades ya soltaron que Caminos y Puentes Federales ya pagó la indemnización solicitada por los gobiernos indígenas por la servidumbre de paso que por años había sido reclamada.
Y tienen razón. Desde gobiernos anteriores se había llegado al acuerdo de que el 10% de los ingresos de la caseta de cobro de Esperanza iba a entregarse a las autoridades yaquis, pero nadie lo había concretado. De ahí el nacimiento de los bloqueos carreteros que, aparentemente, han llegado a su fin.
Lo malo es que, como sucedió también cuando la empresa del gasoducto entregó dinero a las autoridades yaquis, a la gente no le llegó ese apoyo sino que hubo quienes se lo embolsaron y comenzaron entonces las revanchas internas que han llegado incluso a la muerte de algunos personajes.
Hoy parece estar sucediendo lo mismo con los pagos de Capufe y seguramente la inconformidad que se siente entre los indígenas porque solamente les están dando migajas, habrá de desembocar mañana o pasado en otro movimiento para reclamar más recursos y si no se les entregan, volverían los bloqueos.
Son dos temas, pues, que aparentemente tienen ya soluciones, pero lo que la opinión pública desconoce es que detrás de ello hay mucha corrupción que, se supone, con los gobiernos de la Cuarta Transformación iba a desaparecer.
Ojalá y alguien me desmienta. Por el bien de Sonora.
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