Cajeme: Arreglan calles

El propósito, como quedó dichos renglones arriba, consiste en devolverle su admirable infraestructura de calidad que tuvo en el pasado...

Por: Gerardo Armenta

En el Municipio de Cajeme está en marcha un programa de rehabilitación de calles que en una primera etapa tendrá una inversión de 100 millones de pesos. Después se aplicarán 200 millones de pesos en el transcurso de un año.

El gobernador Alfonso Durazo Montaño entregó el lunes en Ciudad Obregón 16 obras encaminadas a ese propósito. Estas obras llegarán a ser 37, dijo. Se harán con un crédito autorizado por el Congreso del Estado. “Poco a poco vamos a ir recuperando las calles y vamos a continuar entregando buenas cuentas a la ciudad”, dijo el Ejecutivo sonorense, al resaltar que se devolverá a Cajeme la infraestructura de calidad que tenía en el pasado.

He allí un extraordinario anuncio. Debe ser fácilmente recordable para propios y extraños el brillo urbano que llegó a ostentar una ciudad como Obregón. El impecable trazo de sus calles dotó a esta población de un perfil citadino casi único en el noroeste del país, donde sobresalía también su limpieza ambiental. Algo ocurrió con el paso del tiempo que propició que también algo de ese perfil se extraviara.

En buena, hora, sin embargo, se ha puesto en curso una meritoria recuperación histórica de la grandeza urbana de Ciudad Obregón. Una prueba inmediata al respecto es la entrega de 16 obras para la rehabilitación de calles que acaba de hacer el gobernador Durazo Montaño. La gran ciudad que ha sido y es Obregón merece eso y más, sin duda alguna. El propósito, como quedó dichos renglones arriba, consiste en devolverle su admirable infraestructura de calidad que tuvo en el pasado.

Las obras que se llevarán a cabo con los fines comentados, tienen que ver con sellados de grietas, bacheo y re-nivelación de los pozos de drenajes sanitarios. Estas obras constituyen un primer paquete de tres, según se informó. Incluso, las compañías que las llevarán a cabo ya están contratadas, lo cual, sin duda, no deja de ser estimulante para la población.

El gobernador Durazo Montaño hizo un severo comentario que se explica por sí solo: “Recibimos Ciudad Obregón en los rines, dijo. Expuso que el objetivo es que, “al concluir la administración de Javier Lamarque y la de un servidor como gobernador, podamos entregar una ciudad con una infraestructura urbana de la que nos sintamos nuevamente orgullosos”.

La esperanza de los cajemenses apunta igualmente en ese sentido, confiados en que es posible recuperar un andamiaje urbano como el que existió y que ciertamente, dicho sea, sin exageración, llegó a ser admiración y propósito de otros lugares del país. Siempre será saludable que existan objetivos definidos y tareas gubernamentales ya en curso para lograr que Obregón recobre el señero perfil citadino que le distinguió hasta hace no mucho tiempo.

Y, para no resultar menos, en Navojoa tendría que hacerse algo similar, guardadas todas las proporciones que acaso podrían invocarse, que no tendrían por qué ser muchas. No puede negarse que la llamada Perla del Mayo ha venido experimentando un crecimiento que suele causar la admiración de propios y extraños.

Pero resulta obvio que es pertinente realizar acciones diversas en su ámbito urbano. Un poco o un mucho como en Ciudad Obregón, en Navojoa también habría que empezar por el renglón de las calles. Muchas de las cuales requieren ya en estas alturas algo más que la consabida y siempre salvadora (así sea por un rato) manita de gato de un día para otro. El trabajo al respecto tendría que hacerse mucho más a fondo después de que la “invasión” de baches terminó por sentar reales (o raíces) en el universo de calles y avenidas citadinas.

La problemática del agua significa también un pormenor que es preciso reconocer como uno de los más sentidos en el mapa navojoense. Este es un asunto al que no puede negarse que se le está prestando atención, habida cuenta de su señera importancia en la vida cotidiana y de los dolores de cabeza colectivos que ha marcado, especialmente en el populoso sector oriente de la ciudad. En este repaso de problemas urbanos de un lugar como Navojoa, hecho sin duda a vuela máquina, tendría que citarse el que tiene que ver con el alumbrado público, o más bien, con su carencia.

Es obvio que a todos estos renglones habrá que prestarles una mayor atención para terminar de advertir los modos en que las acciones gubernamentales han logrado paliar sus efectos, si es que realmente ha ocurrido así. Debe ser propio considerar que a menudo no es posible resolver carencias que se han acumulado al paso de los años. Pero siempre será reconocible que por lo menos se haga el intento.

armentabalderramagerardo@gmail.com