Cajeme 2020

Por: Redacción

Recuerdo cuando en una tarde de verano en el año 1999 llegué a las oficinas administrativas del ITESM en Obregón, ubicadas por la calle Miguel Alemán, entre Hidalgo y Guerrero, a entregar un cuadro del pintor cajemense Alejandro Ceballos, que me habían comprado, y en ese momento salió de una de las salas de juntas una secretaria para decirme que me invitaba a unirme a la reunión, una vez adentro me encontré a puras personas muy conocidas y admiradas, encabezadas por Beatriz Marina Bours Muñoz. En unos minutos me pusieron al tanto del tema que estaban tratando y me invitaron a ser parte del Grupo Promotor Fundador de lo que denominaron Cajeme 2020.

Cajeme 2020 era una iniciativa formidable y  viable que tenía como objetivo orientar o enfocar las capacidades de nuestra ciudad, que por su número de pobladores se encontraba en el tamaño ideal para que la semilla del cambio germinara, que consistía en definir la vocación socio económica de nuestro municipio y establecer de manera colegiada los ejes rectores que nos servirían para lograr nuestro objetivo general que era construir entre todos una comunidad incluyente, exitosa, ordenada, con valores éticos y cívicos, y compromisos y responsabilidades que incluyeran a la mayor cantidad de ciudadanos posibles.

Este proyecto no trataba de descubrir el hilo negro, sino era un idea de progreso probada y efectiva que se estaba llevando en el país asiático de Malasia y en Monterrey, Nuevo León, poco después, con excelentes resultados, y que fue resultado de serios estudios por parte de la sociedad y de investigadores de este país, ya que estaban viviendo una excesiva corrupción, violencia, desorden, sin visión de futuro, y, eso sin contar las docenas de lenguas o dialectos que hablan y que complicaba aún más el entendimiento e interrelación entre su gente.

Fue entonces que el Grupo Promotor Fundador del Cajeme 2020 comenzó a trabajar de manera voluntaria para replicar en nuestra comunidad con el fin de lograr la definición de nuestras necesidades como municipio, a través de la participación activa en un esquema de trabajo organizado y estructurado. Identificar los éxitos, fracasos, debilidades, fortalezas y potencialidades actuales y futuras para definir el rumbo a seguir.

Definir la visión de Cajeme 2020, sus líneas estratégicas y los proyectos prioritarios para hacerla realidad.  Integrar los recursos organizativos, humanos y financieros de los agentes públicos y privados, tanto a nivel individual como institucional, estableciendo una agenda conjunta Gobierno-Sociedad Civil-Empresas, y, como se imaginarán, todo el esfuerzo que esto implicaba, además de los recursos necesarios para su seguimiento. Pero, por suerte se contaba con los recursos y la gente que desinteresadamente ponía su conocimiento y trabajo por el bien de la comunidad. Después de un par de años de trabajo continuo el proyecto Cajeme 2020 comenzó a integrar a cada vez más gente y muchos hablaban del tema con gusto, y fue esto, su proyección, lo que no le gustó a un cierto grupo de políticos de Cajeme y de Sonora, así como uno que otro empresario beneficiado por los gobiernos en turno, que unieron fuerzas para que este proyecto fracasara. Y lo lograron, si no ya este año hubiéramos llegado a la meta y, estoy seguro, todos nos sentiríamos orgullosos de nuestro nuevo Cajeme, pero no, 20 años después seguimos con los mismos problemas y más, y con los mismos políticos y empresarios que buscan seguir controlando el Municipio, aunque no sepan cómo hacerlo. Ahora, en lugar de estar celebrando el cambio, nos limitados a recordar con gusto lo que pudo ser Cajeme en el 2020.

Jesushuerta3000@hotmail.com