Baltazar Valdez y la fuerza de lo justo

Las acusaciones de la fiscalía en su contra se remitieron a las movilizaciones de los productores en mayo del año pasado

Por: Alberto Vizcarra Ozuna

Solemos confundir el concepto de poder; frecuentemente lo asociamos a quienes utilizan  los instrumentos del Estado. A esos se les llega a considerar “personas poderosas”. Se dice: “son los que tienen el poder”  y por lo tanto pueden hacer lo que quieran, incluso  violar y torcer la ley para cumplir sus propósitos. Pero esta noción generalizada sobre el carácter del poder, no funcionó en el caso de la persecución judicial y detención arbitraria del líder de los productores agrícolas y campesinos de Sinaloa, Baltazar Valdez Armentía, a quien el martes 21 de mayo un juez federal  lo liberó desestimando  las temerarias acusaciones que la Fiscalía General de la Republica (FGR) había montado en su contra para privarlo de la libertad y despojarlo de sus derechos políticos por más de una década.

El miércoles 15 de mayo, Baltazar Valdez, se encontraba en Ciudad Cuauhtémoc Chihuahua, con la representación de los productores sinaloenses, para tener un encuentro con los coordinadores de la campaña de Claudia Sheinbaum, quienes al día siguiente realizarían una reunión denominada Diálogos por la Transformación en el Campo, en la que estaba contemplada la participación de Valdez Armentía  y productores de otros estados de la república. El dirigente de los productores de Sinaloa, no pudo participar en ese encuentro, porque al medio día del mismo miércoles, agentes de la FGR lo arrestaron mientras tomaba los alimentos, acompañado a la mesa por otros productores de la región.

Después de la detención, elementos de la fiscalía, difundieron versiones confusas sobre el destino del líder campesino. Primero informaron que lo trasladarían en  vuelo exprofeso a la ciudad de los Mochis, luego que el traslado sería a Culiacán, la capital del estado. Finalmente montaron un operativo para transportarlo por vía terrestre, durante la noche. Lo radicaron en las instalaciones de la delegación de la FGR en Culiacán. Las maniobras de la autoridad federal, tenían el claro propósito de desactivar cualquier acción de resistencia de los productores a la llegada de Baltazar Valdez a Sinaloa.

Días previos a la detención, los productores de maíz de Sinaloa, agrupados en torno a liderazgos emergentes como el de Baltazar Valdez, habían realizado plantones en las casetas de peaje de la carretera federal que cruza el estado, liberándolas de los cobros que realizan los concesionarios, como una acción de presión y resistencia frente al gobierno estatal y federal, que por segundo año consecutivo se ha negado a otorgarle a los productores nacionales de maíz, trigo, frijol y sorgo, los apoyos compensatorios ante la caída en los precios internacionales de dichos productos, cuando es el mismo gobierno quien mantiene la política de precios atada al TLCAN-TMEC y  a los mercados especulativos de la Bolsa de Chicago.

Las acusaciones de la fiscalía contra Baltazar Valdez, se remitieron a las movilizaciones de los productores en mayo del año pasado, ocasión en que el gobierno federal cerró toda posibilidad de atención al hecho del tremendo impacto ocasionado a la producción nacional de maíz, trigo y sorgo por la caída estrepitosa de los precios en los mercados internacionales y el incremento exponencial en los costos de producción. Las acciones de resistencia civil llevaron a los productores con su maquinaria a las instalaciones de los almacenamientos de PEMEX en el Puerto de Topolobampo, al norte del Estado de Sinaloa y luego al aeropuerto de la capital del Estado.

Por estos hechos, la FGR, intentó dolosamente, fincarle a Baltazar Valdez y otros dirigentes campesinos, el delito de sabotaje y daños a la riqueza nacional, fundamentalmente para despojarlos de sus derechos políticos y de libertad de asociación por más de una década. El formulario de la falsa acusación pretendía dibujar a los líderes  campesinos como terroristas y oscurecer con ello la naturaleza política del problema.

El arrebato del gobierno fue tan burdo como vil en la pretensión de montar un proceso viciado. Por lo mismo el juez de la causa no le dio cabida a las acusaciones y sobreseyó  la demanda penal de PEMEX, dando por terminado el procedimiento judicial y suspendiendo las medidas cautelares que les prohibían a los acusados salir del Estado de Sinaloa y realizar reuniones con otros productores.

Semanas previas a las acciones persecutorias, entidades vinculadas al gobierno del estado de Sinaloa, al gobierno federal y a intereses privados asociados a los grandes importadores de granos, montaron una campaña calumniosa en contra de la movilización de los productores acusándolos de ejercer sobornos a la hora de dejar libres las casetas de peaje. Las calumnias se centraron en contra de Baltazar Valdez, con el motivo explícito de aislarlo de los productores de otros estados de la república, en preparación del golpe que tenía planeado la FGR.

A pesar del golpe sorpresivo dado por el gobierno, no lograron aislar a Baltazar Valdez. Inmediatamente se hicieron presentes los reclamos de productores de  Chihuahua, Sinaloa, Tamaulipas, Jalisco, Guanajuato, Zacatecas, Sonora y Baja California. La exigencia concertada por la libertad del dirigente y expresada en un desplegado dirigido al presidente López Obrador, tuvo gran impacto nacional, incluso dentro del equipo de campaña de Claudia Sheinbaum.

Hay un poder intrínseco y latente en todo aquello que es justo. El desdoblamiento de tal poder, está a la espera de ser invocado por ciudadanos y fuerzas organizadas para hacerse valer en contra de aquellos que instrumentalizan la ley con fines injustos. Los que se creen poderosos. La liberación de Baltazar Valdez Armentía, fue la ocasión para demostrar el poder de lo justo frente a la arrogancia de un gobierno que se ha postrado ante los poderes agro-financieros que quieren terminar de apoderarse de la agricultura y del mercado nacional de alimentos.