Ante la Reforma Judicial; la sesión en el Senado

México es un país en el que parece que siempre hay un problema importante en discusión; puede ser de alguna manera estimulante y de otra quizá no

Por: Gerardo Armenta

El nuestro es un país en el que parecería que siempre hay un problema importante en discusión. Eso puede ser de alguna manera estimulante y de otra quizá no tanto. El peor de los casos, sin embargo, podría ser aquel en el que no se dice nada: ni para bien ni para mal. Es entonces cuando la penumbra del silencio o la propia de la oscuridad extienden sus perniciosos alcances.

Por fortuna nada de eso ocurre en un país como el nuestro, y la discusión sobre sus más resonantes asuntos de carácter o interés público. Se puede estar de acuerdo o no con el modo en que a veces se lleva a cabo una cierta discusión sobre un tema de incumbencia general. Pero lo cierto es que de suyo públicamente no suele inhibirse la expresión de voces y opiniones diversas.

No tendría por qué suceder de otra manera. Y menos, por ejemplo, en la ambientación pública o política del país. Hoy mismo está en pleno curso (casi en sus postrimerías, valdría decir) una interesante y fecunda controversia a propósito de la reforma al Poder Judicial, la que será dirimida en el ambiente propio del Senado de la República. Si otra cosa no ocurre, ello sucederá el miércoles de la próxima semana. En lo dicho: si otra cosa no ocurre...que no tiene por qué ocurrir.

Como en estas alturas saben propios y extraños, el asunto que tiene que ver prácticamente con la posible elección o no de jueces, magistrados y ministros pertenecientes al sistema judicial de este país, ha calado hondo, no sólo en él ánimo de la opinión pública nacional, sino, por supuesto, entre quienes tendrán que dirimirlo para llevarlo a su aprobación o rechazo. Ni se diga en el extranjero. Hay muchas opiniones más allá de nuestras fronteras. Vale señalar que quienes forman parte de la Cámara de Diputados ya hicieron lo suyo al respecto, aprobando la pertinente iniciativa al sin mayores complicaciones de por medio, si bien para ello tuvieron que mudarse forzosamente de su sede original, lo cual sí debió significar un desbarajuste técnico operativo.

En el Senado de la República la reforma al Poder Judicial parecería estar sujeta a un alfiler. La mayoría de Morena imperante en la llamada Cámara Alta, necesita sólo un voto más aparte de los suyos propios para cantar victoria. Obviamente que ese voto sólo puede lograrlo de entre las filas de sus opositores o adversarios. Éstos se reducen a tres partidos: PRI, PAN y MC. En serio o jocosamente, en la víspera se dijo que los oficialistas estaban a la busca de un traidor en ese trío partidista para asegurar la votación a su favor. Lo curioso es que propios y extraños dieron por cierto que no batallarían mucho para encontrarlo.

Algo como lo anterior puede decirse en serio o en broma, pero de ese tamaño es la medida que inspiran los políticos y el valor de sus decisiones en momentos cruciales para la vida del país. En el último de los casos, quizá no deba ser muy complicado ubicar a un traidor en una lista de 43 senadores y senadoras de oposición, y todavía más en una coyuntura tan especial o trascedente como es la reforma del Poder Judicial y todo lo que entraña para un país como el nuestro en su presente y futuro inmediato.

Por lo demás, en algo que no dejaría de ser chocante en términos de altura o seriedad políticas, se ha procurado eliminar sospechas en cuanto a la necesidad de que haya garantías completas de que ningún senador o senadora de oposición falte a la sesión respectiva y todavía más que, estando allí, no vaya a salir con el clásico domingo siete (que sería miércoles) de votar a favor de la Reforma Judicial. Al parecer, la estrategia consiste en que esta propuesta no reciba un solo voto de los senadores opositores, lo cual tendría que ser lógico y victorioso, políticamente hablando.

Al parecer, y por lo menos en teoría, ya existen garantías de que las cosas al respecto serán como se plantean en estos últimos renglones. Pero no vaya usted a cruzar ninguna apuesta con tasa monetaria en ese sentido, porque la política en México es como es. Pero no deja de llamar la atención que a un reconocido político priísta hasta lo sacaron del hospital (donde obviamente convalecía) para asegurar que no falle a esta especie de cita con el destino de que estamos hablando. Se cuenta también que como nunca priístas y panistas están buscando asegurar que nadie de los 43 elegidos por la gracia o la fatalidad no encuentre pretextos para tirarse a perder el crucial día que se avecina en el Senado (o en alguna sede adjunta). Falta poco...

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