Minera en problemas
Por: Gerardo Armenta
Un relato bueno y otro no tanto. Un preámbulo así serviría para acercarse a sucedidos que tienen que ver con Álamos y sus circunstancias. El primero de los hechos se relaciona con el anuncio de que ya iniciaron los preparativos para la próxima edición del Festival Alfonso Ortiz Tirado 2025. Los amantes de la cultura (que los hay y en demasía noble y significativa) deben estar de plácemes. El evento se llevará a cabo del 24 de enero al primero de febrero entrantes. Falta poco para que se produzca el arribo de esas fechas.
En el ínter, cabe esperar que los responsables del evento hagan precisamente un buen trabajo, tanto en lo que toca, por supuesto, a la organización en sí, como a los contenidos artísticos, muy venidos a menos en las últimas ediciones, según el leal saber y pensar de asistentes al festival y de los clásicos observadores que nunca faltan en esta clase de menesteres.
Quizá un juicio como el anterior se asuma un tanto exagerado, pero no del todo, habría que agregar. Al decir de conocedores en el asunto, las carteleras principales del evento le han apostado a la presentación de figuras cuyo nivel artístico quizá no haya correspondido con la calidad o trascendencia que sería más o menos exigible en el festival alamense. De alguna manera se ha notado la apuesta por el gigantismo de los eventos, con la presentación de intérpretes que no son para esta clase de actuaciones, y que seguramente estarían mejor en algún otro ámbito artístico.
En ediciones recientes del FAOT, por lo visto la intención de las autoridades fue crear en Álamos una especie de infierno o caos terrenal, con la hechura de eventos dizque monumentales (aunque sin rigor cultural propiamente dicho) que desquiciaron la vialidad propia y circundante por el terrible y peligroso embotellamiento vehicular que produjeron. Por lo demás, cabe hacer notar que la esencia del evento, es decir, las sesiones nocturnas de música en el Palacio Municipal, cada vez pierden más proyección, porque el "chacoteo" está en el exterior. Debe resultar claro que el FAOT no se hizo para servir a esos propósitos.
Igualmente, en Álamos la Minera Corner Bay por lo visto sigue sin preocuparse por las objeciones o críticas que se formulan en contra de una parte de su quehacer. Es la que tiene que ver con lo que los conocedores llaman "la etapa de la remediación". Por eso, ejidatarios de "El Sombrerito" han pedido la intervención de las nuevas autoridades municipales, según se informó.
No es la primera vez que salen a relucir problemas por la operación de esa minera. Y prácticamente los que se denuncian son los mismos hechos que ya deberían haber ameritado la intervención de las autoridades correspondientes, lo que no han hecho y parecería que no tienen la menor intención de hacerlo. A ver cuándo toca escuchar uno más de esos discursos donde se pondera que la acción oficial o gubernamental no descansa para no fallar a su elevada responsabilidad en cualquiera de sus renglones. Es decir, el "rollo" de hoy y siempre.
En realidad, se advierte en extremo peligrosa la denuncia formulada por José Irene Wilson Antelo, representante de ejidatarios de El Sombrerito, quien planteó que la Minera Corner Bay no ha descontaminado los terrenos de cultivo afectados por el cianuro y otros compuestos químicos. Esto ha ocurrido durante varios años y la empresa aludida "ni siquiera ha reforestado". De alguna manera estas son denuncias que se han conocido al paso del tiempo. Lo que se ignora es por qué las autoridades, a las que competa hacerlo, no se han dignado (como dicen que se decía antes) a tomar cartas en el asunto, ante el hecho de que una instancia oficial se hace la occisa a la hora de asumir sus tareas, las que enfrentan con desánimo merecedor de mejor suerte.
Los hechos que se comentan tienen un alto grado de peligrosidad. Se está hablando de cianuro y otros compuestos químicos. Pero hasta cuándo, es la pregunta que valdría formular. Wilson Antelo (como lo ha declarado periodísticamente en otras ocasiones) dijo que esta una lucha de varios años en la que seguirá como hasta ahora. El problema es que también dijo que ha acudido ante diversas instancias a plantear lo que aquí se ha descrito.
Comentó que, por ejemplo, ha estado en la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, así como con diputados, investigadores y líderes sociales. En todos esos ámbitos reconocen que la Minera Corner Bay es una fuente de contaminación. ¿Pero sabe usted qué? En esas instancias citadas, "todos le sacan a denunciar y exigir soluciones", describió Wilson Antelo. Cabría otra pregunta: ¿Entonces para qué están?
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