Alfonso Durazo

Por: Redacción

Vaya que ha levantado ámpula entre los morenistas de Sonora el hecho de que el actual Secretario de Seguridad Pública en el país, Alfonso Durazo Montaño, haya visitado Sonora y se reuniera solamente con unos cuantos militantes de ese partido a los que consideran los “prianistas” dentro de Morena, entre ellos el alcalde de Cajeme, Sergio Pablo Mariscal Alvarado.

Sostienen que el encuentro con mandos policiacos, como se pregonó sostuvo, fue solamente para “taparle el ojo al macho” porque en realidad a lo que vino fue a allanar el camino rumbo a la candidatura para la gubernatura de Sonora, a tal grado que ni siquiera se reunió con la alcaldesa de Hermosillo, Célida López Cárdenas, precisamente porque representa el otro equipo que busca llegar a esa misma posición.

Habría que comparar entre ambas personalidades. Durazo Montaño es un hombre pragmático, hasta cierto punto huraño con gente ajena a su círculo cercano, preparado, pero que no posee el carisma necesario como para conectar con la gente. La Alcaldesa es todo lo contrario.

La victoria electoral rumbo al Senado del hoy funcionario federal en todo caso se debió, según los analistas serios, a la ola de Andrés Manuel López Obrador y no precisamente a méritos propios.

Pero sí llama la atención que durante varios meses ha destacado en las encuestas como el principal aspirante a la gubernatura que le arrebataría al PRI la estafeta, tal vez porque la senaduría o un puesto federal se le considera antesala a la gubernatura.

Derivada quizá del reciente efecto AMLO en la mente de los votantes, esa apreciación no puede significar de ya un triunfo electoral porque a la hora en que arranque el proceso, las fuerzas políticas van a equilibrarse, así el PRI esté hoy muy por debajo en las preferencias ciudadanas.

Uno de los políticos consultados sobre el futuro de Durazo Montaño me comentaba que no tenía caso señalar las deficiencias del hoy Secretario de Seguridad Pública en el país, por aquello de que en un momento dado pudiera ganar la gubernatura y no vea con buenos ojos a sus críticos.

A mi escaso entender, eso es lo de menos. Quien se precie de ser periodista serio no debe importarle el quedar bien con tal o cual político. Todo lo contrario, entre más alejado esté de sus “quereres”, es mejor porque así se tiene toda la fuerza moral y la frente en alto para criticar e incluso alabar cuando sea preciso, la trayectoria de un político.

Lo que sí se ve ya cercano es que las tareas incumplidas de Durazo Montaño para reducir la inseguridad en el país, le habrán de pesar, y mucho, a la hora de presentarse como aspirante a la gubernatura de Sonora y puede ser ese su talón de Aquiles.

¿Qué puede ofrecerle a los sonorenses alguien que desde las alturas en que está no ha logrado darles seguridad a sus paisanos?

O ¿cuáles serán sus respuestas a las acusaciones de que junto con otros políticos del sur de Sonora supuestamente es tapadera de hombres ligados a la delincuencia que hoy actúan con total impunidad?

Definitivamente, Durazo Montaño no tendrá un día de campo si aspira a presentarse como el redentor de los ciudadanos en una entidad evidentemente golpeada por la delincuencia, a la que él está obligado a combatir, pero en lo cual no ha mostrado cuentas positivas.

Enfrente de él estará el BOA de Sonora que, a como se están viendo las cosas, parece ser que sí alineará en una sola meta a organizaciones políticas diametralmente opuestos en ideología pero que poco les importará esa versatilidad en aras de impedir que un político de Morena se siente en la silla hoy ocupada por Claudia Pavlovich Arellano.

Hay que anticipar, pues, una encarnizada pelea por la gubernatura. Chairos y fifís ya alistan armas y, téngalo por seguro, ninguno de esos grupos va a querer bajar la guardia.

Ojalá y al final no quede un Sonora tan dividido como hoy lo está el país.

Ya suficiente se ha vivido con la guerra entre el PAN y el PRI en tiempos de Guillermo Padrés como para seguir padeciendo la insolencia de los políticos que solamente ven por sus intereses mas no por los de la sociedad.
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