Al final del arcoíris...

No sé para ustedes, pero para mí, cada día toma más sentido la frase de Keith Richards, el legendario guitarrista de los Rolling Stones, quien dice:

Por: Jesús Huerta Suárez

 "La vida es una cosa graciosa...nadie quiere envejecer, pero nadie quiere morir joven". Será que cada día que pasa tomo más conciencia de que la vida se acorta con cada expiración, aunque, al menos, ya no morí joven. Ya llegué a cierta edad que no queda más que agradecer, por lo vivido, y lo que nos pudiera quedar, aunque, por otro lado, ¿Habrá quien quiera vivir por siempre? ¿Has pensado en lo terrible que sería que la vida en la tierra fuera infinita?

Creo que esto vendría siendo igual o más difícil de asimilar que el hecho de que todos, tarde o temprano, vamos a morir, por eso hay que aprovechar, o al menos disfrutar la vida, a sabiendas que la muerte siempre nos anda rondando.

Recordemos al gran Leonardo Da Vinci que decía: "Al igual que un día bien aprovechado te hace dormir bien, una vida bien vivida te trae una muerte feliz".

Entiendo que morir nos da miedo, pues es un trance a un mundo desconocido, si bien nos va y no termina todo en la tumba; un trance que suponemos negro, triste y doloroso, pero inevitable, al fin. Pero, enfoquémonos en cómo podría ser una vida de provecho, una vida bien vivida; cómo podríamos encontrar un sentido a nuestra existencia lo que nos ayudaría a perderle, quizá, el miedo a la muerte, y para esto se hace preciso meditar en lo que el escritor Dostoievski decía: (que) el infierno existía en el mundo sólo en tanto que el ser humano rechaza la divinidad que es el amor y se engaña a sí mismo con la idolatría del ego...

Y habla de un hombre que cuando resucito recordó que hasta estar muerto la verdad unitaria de la existencia: "Y es tan sencilla...La única cosa es: ama al prójimo como si fueras tú mismo—esa es la única cosa—Eso es todo, ninguna otra cosa se necesita. Instantáneamente descubrirás cómo vivir".

Vive y ama a más no poder; vive y juega como juegan los niños; vuela con el viento y disfruta cada momento, que al final del arcoíris nadie es viejo hasta que lo sepultan.