23 de octubre: no se olvida (quinta parte)

Campesinos y dirigentes aprendieron a vivir en comunidad, retando al monstruo y resistiendo las provocaciones y el cerco policiaco

Por: Miguel Ángel Castro Cosío

En el año de 1986, en el país surgió la organización social llamada UGOCP y, en Sonora, emerge de las entrañas del surco para luchar por tierra y libertad; para exigir el cumplimento de la Ley Agraria vigente y la afectación del latifundio.

El 10 de abril de 1987, la UGOCP, con un contingente integrado por más de 600 campesinos, tomó, con las armas en la mano, el predio Capetamaya, localizado al sur de la ciudad de Navojoa, en el Valle del Mayo.

Fueron veinte días de lucha y resistencia. Allí los campesinos y líderes denominaron al campamento: Nueva Revolución.

Capetamaya fue una verdadera escuela de capacitación agraria. Campesinos y dirigentes aprendieron a vivir en comunidad. Veinte días bajo el asedio de la fuerza pública retando al monstruo y resistiendo las provocaciones y el cerco policiaco. El núcleo dirigente tenía preparación y mando férreo. Los luchadores por la tierra no claudicaron. No temieron ni cayeron en las provocaciones.

Eso generó el embate del estado represor. Resuelto, ordenó categórico: desalojo a toda costa.

En la madrugada del día 30 de abril, la fuerza pública intentó desalojar este predio de una superficie de 1,600 hectáreas reclamadas por el Ejido Antonio Rosales. Se suscitó un intenso combate armado donde hubo intercambio de disparos de ambos lados, la acción represiva fracasó. Los precaristas respondieron y afortunadamente salieron ilesos. El Gobierno Estatal y sus policías fueron totalmente derrotados.

Después de varias horas de repliegue policiaco y de discusión interna, los jefes agraristas acordaron junto con la tropa una retirada táctica. Los hombres y las mujeres del sur de Sonora salieron del predio Capetamaya, totalmente fortalecidos. Más tarde, el tiempo les daría la razón.

Al día siguiente, primero de mayo, una impresionante movilización campesina marchó por las calles de la ciudad de Navojoa. La Perla del Mayo registró este hecho histórico. La Plaza central pletórica de campesinos y trabajadores escuchó la voz fuerte y vigorosa de sus líderes que demandaban la entrega de la tierra.

Ese era el delito.

En esa histórica movilización, otra vez, se honró la memoria de los Mártires de San Ignacio Río Muerto.

Nació una nueva época.