Por: Celeste Rivera
La tan esperada pelea de El “Canelo” Álvarez con el británico John Ryder tuvo una entrada triunfal, épica dirían algunos, dignas de las que suelen vivirse en otras latitudes del continente.
Aguardaban su espectacular entrada, 55 mil personas, en un estadio lleno de luces en tonos neón rojo que deletrearon el nombre del boxeador mexicano.
Reflectores se movían al ritmo de la música, pantallas con su rostro completaban el escenario, lo que solo pudo ser mejorado con la explosión de fuegos pirotécnicos en el cielo abierto del estadio Akron, hogar de Las Chivas del Guadalajara, en el estado de Jalisco.
Cincuenta y cinco mil almas reunidas en un solo lugar, esperando la entrada del campeón de los supermedianos, quien cual rey portando una corona y un elegante zarape negro con dorado, ingresó al recinto en un ambiente de música de mariachi.
Ya arriba desde el cuadrilátero desde donde se ondeaba el lábaro patrio, Saúl “El Canelo” Álvarez saludo a su público y al equipo que lo acompañaría durante el encuentro con su rival John Ryder.
En el encuentro donde estuvo en juego el cinturón especial que mandó hacer el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) para el combate, el oriundo de Guadajalara mostró de lo que está hecho, en una pelea en el que los jueces le dieron la victoria en el décimo segundo round por decisión unánime.