Tiroteo en escuela de Detroit: alertas que nadie quiso atender

Adolescente de 15 años abrió fuego contra sus compañeros: mata a 4 y deja heridas, física y emocionalmente, a 7; sus padres están detenidos

Por: Edel Osuna

Todo hecho de violencia encierra pequeños detalles previos a la tragedia que muchas de las veces se deben estudiar minuciosamente, tal como un contrato que guarda en las letras pequeñas las cláusulas más severas.

Y es que la semana pasada Estados Unidos vivió una jornada violenta en el Instituto Oxford, de Detroit, Michigan, donde un adolescente de 15 años abrió fuego contra sus compañeros, asesinando a cuatro y dejando heridos y con secuelas emocionales a siete más: fue detenido y sus padres también.

LAS SEÑALES DE ALERTA

Ethan Crumbley es un jovencito inestable. El viernes 26 de noviembre, días antes del tiroteo en el instituto, cumplía años y su padre, James, le obsequió una arma como regalo anticipado de Navidad: era una pistola Sig Sauer semiautomática de nueve milímetros.

Extasiado por el presente, de inmediato lo presumió en sus redes sociales con este mensaje: "Mi nueva belleza".

El día siguiente, Acción de Gracias, festividad que se desarrolla en familia, la madre de Ethan, Jennifer, publicó en sus redes que el joven y su padre fueron a probar el arma.

La situación podría parecer normal en un país donde la gente tiene un contacto casi natural con las armas desde la infancia; sin embargo, los días demostrarían que tenerlas es algo incierto.

Luego de ello, los padres del muchacho guardaron el arma en su habitación, a donde Ethan tenía fácil y libre acceso.

ras retomar las clases, el lunes 29 de noviembre, un profesor reportó a la madre del joven que el chico buscaba en internet municiones para arma de fuego, por lo que fue llevado a Dirección.

Sin embargo, en vez de tener una acción más severa, la madre le envió un mensaje al chico en el que decía "LOL [Laugh Out Loud, risas]. No estoy enfadada contigo. Lo que tienes que hacer es aprender a que no te pillen", le recomendó, pasando por alto la gravedad del hecho.

Al día siguiente, cuando se desató el infierno en el Instituto, otro profesor encontró una nota del joven en la que había dibujado una pistola, escribió tres frases, una persona herida de bala y un emoticón: "Sangre por todos lados"; "Los pensamientos no van a parar"; "Ayúdenme".

Aún cuando el hallazgo en sí mismo es grave, los directivos del colegio contactaron a los James y Jennifer, padres del muchacho, y les aconsejaron que buscaran ayuda profesional para su hijo.

Luego los padres no quisieron que el joven volviera a casa y lo dejaron, sin revisar su mochila ni la autoridad escolar lo hizo; entonces ocurrió el desastre: Ethan regresó al salón, tomó su mochila, se metió al baño, sacó el arma y abrió fuego contra quien se atravesara en su camino.

El atentado de Ethan se convirtió en el tiroteo número 222 en una escuela en lo que va del 2021, el año más mortífero, subiendo escalofriantemente, pues en 2019 sólo hubo 100.

Cuando empezó a fluir la información, la madre del adolescente le envió un mensaje en el que decía: "Ethan, no lo hagas"; minutos después, el padre del joven llamó a emergencias para informar que el arma que le regaló no estaba en casa.

Y es que con ella, el inestable jovencito disparó en 30 ocasiones, matando a Tate Myre, de 16 años; Madisyn Baldwin, de 17; Justin Shilling, de 17, y Hana St. Juliana, de 14; además de dejar serias heridas en otras siete personas.

Posteriormente, Ethan Crumbley fuera reducido y detenido, y hoy enfrenta serios cargos por los crímenes; también sus padres, James y Jennifer, por haber sido omisos en los indicios que su hijo arrojaba.

Como señaló el fiscal del caso: "La simple idea de que un padre pueda leer esas palabras y además sea consciente de que su hijo tiene acceso a un arma mortal, que le dieron ellos mismos, es inconcebible y creo que es criminal".