¿Qué es el milagro de Bolsena?: la historia que dio origen a la fiesta de Corpus Christi

Esta tarde en todas las parroquias se colocan altares y se hacen procesiones para la solemnidad establecida en hace casi 800 años

Por: César Leyva

La Solemnidad de Corpus Christi, una de las celebraciones más importantes de la Iglesia católica y que en México se celebra hoy jueves 19 de junio, tiene su origen en un milagro ocurrido en el siglo XIII en la localidad italiana de Bolsena.

Este hecho extraordinario fortaleció la devoción a la Eucaristía y llevó al Papa Urbano IV a instituir oficialmente esta fiesta.

¿EN QUÉ CONSISTIÓ EL MILAGRO?

En 1263, el sacerdote alemán Pedro de Praga atravesaba una crisis de fe respecto a la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Durante una peregrinación a Roma, decidió detenerse en la iglesia de Santa Cristina, en Bolsena, para celebrar Misa.

Al pronunciar las palabras de la consagración, la hostia comenzó a sangrar, manchando el corporal del altar.

Asustado por el suceso, Pedro de Praga interrumpió la celebración y viajó a Orvieto para informar al Papa Urbano IV. Tras examinar la reliquia y constatar su autenticidad con ayuda de una comisión de teólogos, el Papa decidió instaurar una solemnidad universal para honrar el Santísimo Sacramento.

¿POR QUÉ CADA AÑO CAMBIA DE FECHA?

El 11 de agosto de 1264, mediante la bula Transiturus de hoc mundo, el Papa estableció la celebración del Corpus Christi para el jueves posterior a la Solemnidad de la Santísima Trinidad.

De ahí el hecho de que cada año la fiesta de Corpus Christi cambie de fecha, ya que la fiesta de la Santísima Trinidad va ligada a otras celebraciones que están calendarizadas semana tras semana después de la pascua.

Tras el establecimiento de la fiesta, se encargó a Santo Tomás de Aquino la redacción del oficio litúrgico y la composición de himnos como el Tantum Ergo.

Hoy, el corporal ensangrentado se conserva como reliquia en la Catedral de Orvieto, dentro de la Cappella del Corporale, una capilla dedicada a este milagro que sigue siendo testimonio vivo de la fe católica en la Eucaristía.