Martes 13: ¿Cuál es su origen y por qué se cree que es un día de mala suerte?

Esta es una de las supersticiones más famosas del mundo, pero en realidad ¿Existe alguna base científica que la sustente?

Por: Luis Flores

Desde siglos pasados, el martes 13 es una fecha que despierta todo tipo de supersticiones y temores. ¿Pero de dónde proviene esta creencia tan arraigada en la cultura popular? ¿Existe alguna base científica que la sustente?

La asociación del número 13 con la mala suerte tiene raíces profundas en la historia y la religión. Algunas de las teorías más populares incluyen:

  • La Última Cena: Según la tradición cristiana, Jesucristo celebró la Última Cena con sus 12 apóstoles, lo que suma un total de 13 personas. Este número se ha vinculado desde entonces con eventos desafortunados.
  • La caída de Constantinopla: La caída de Constantinopla, un evento trágico para el mundo cristiano, ocurrió un martes. Esta coincidencia histórica pudo haber reforzado la idea de que los martes son días de mala suerte.
  • La mitología nórdica: En la mitología nórdica, se creía que el dios Loki, asociado con el caos y la destrucción, asistió a una cena de los dioses en la que había 13 invitados. Este evento terminó en tragedia.

SUPERSTICIONES

El número 13 en sí mismo ha sido objeto de supersticiones en muchas culturas. En la numerología, se le atribuyen connotaciones negativas, y en algunas culturas se lo considera un número desafortunado.

El martes también está asociado a Marte, dios romano de la guerra. Esta conexión ha llevado a asociar el martes con la violencia, la destrucción y, por lo tanto, la mala suerte.

¿EXISTE ALGUNA EVIDENCIA CIENTÍFICA SOBRE EL MARTES 13?

A pesar de las numerosas teorías y leyendas que rodean al martes 13, no existe ninguna evidencia científica que demuestre que este día sea más desafortunado que cualquier otro. Estudios estadísticos han demostrado que no hay un aumento significativo de accidentes, desastres naturales o eventos negativos en esta fecha.

La superstición del martes 13 es un fenómeno cultural fascinante que ha perdurado a lo largo de los siglos. Aunque no existe una base científica que la sustente, sigue siendo una creencia muy arraigada en muchas sociedades.