Aproximadamente el 30 por ciento de los infectados fallece y muchos de los sobrevivientes sufren secuelas físicas o mentales permanentes
Por: Luis Flores
Un residente del Estado de New Hampshire, en el noreste de Estados Unidos, murió tras contraer el raro virus de la encefalitis equina oriental, que es transmitido por mosquitos, anunciaron este martes 27 de agosto las autoridades sanitarias.
El hombre, identificado sólo como un adulto de la ciudad de Hampstead, fue hospitalizado por una enfermedad grave del sistema nervioso central y sucumbió posteriormente a la afección, aseguró el Departamento de Salud y Servicios Humanos de New Hampshire (DHHS) en un comunicado.
"La última notificación de casos de infección humana por este virus en New Hampshire fue en 2014, cuando el DHHS identificó tres contagios, incluidas dos muertes", añadió la dependencia.
CAMBIO CLIMÁTICO
Cabe destacar que este nuevo caso se produce en medio de la creciente preocupación de las autoridades en la región de Nueva Inglaterra por el aumento del riesgo de encefalitis equina oriental (EEE, por su sigla en inglés) debido al cambio climático.
A principios de este mes, las autoridades de Massachusetts anunciaron el primer caso humano de EEE del año en el Estado, en un hombre de unos 80 años. Pidieron al público que respete los toques de queda voluntarios al aire libre, cerraron parques públicos y han iniciado la fumigación aérea y terrestre para controlar la población de mosquitos, su principal vector.
SÍNTOMAS
De acuerdo a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), los síntomas de la encefalitis equina oriental incluyen fiebre, dolor de cabeza, vómitos, diarrea, convulsiones, cambios de comportamiento y somnolencia.
Este virus también puede provocar graves trastornos neurológicos, como inflamación del cerebro y de las membranas que rodean la médula espinal, lo que se conoce como encefalitis y meningitis.
Aproximadamente el 30 por ciento de los infectados muere y muchos de los sobrevivientes sufren secuelas físicas o mentales permanentes. Los menores de 15 años y los mayores de 50 corren mayor riesgo, según las autoridades sanitarias. Por el momento no hay vacunas ni tratamientos disponibles.