El origen de los aplausos: ¿De dónde nació este gesto?

Comenzaron a ser una herramienta para medir la popularidad, similar a los "me gusta" actuales en las redes sociales

Por: César Omar Leyva

Los aplausos tienen una historia fascinante que se remonta a tiempos antiguos y continúan siendo una de las formas más comunes de expresar aprecio, alegría y unidad en la sociedad moderna.

Aunque hoy en día los aplausos son frecuentes en conciertos, teatros y eventos deportivos, su origen es más antiguo y tiene raíces que van más allá de lo que imaginamos.

De acuerdo a un artículo de la BBC, se cree que los primeros Homo sapiens comenzaron a aplaudir hace miles de años, mucho antes de que existiera el lenguaje hablado.

Durante ese tiempo, los seres humanos probablemente usaban el sonido de las palmas para comunicarse, advertir sobre la presencia de depredadores o intimidar a sus enemigos, un comportamiento similar al de algunos primates hoy en día.

HERRAMIENTA DE MEDICIÓN DE POPULARIDAD

Los aplausos también aparecen en la Biblia, donde se utilizaban como una forma de adoración y alegría. Además, se ha documentado que los antiguos romanos fueron los primeros en incorporarlos de manera habitual en eventos teatrales, donde al final de cada escena se pedía al público que aplaudiera con la palabra "plaudite".

En este contexto, los aplausos comenzaron a ser una herramienta para medir la popularidad, similar a los "me gusta" actuales en las redes sociales.

En épocas posteriores, especialmente en el siglo XVI, surgieron los "aplaudidores de contrato", un fenómeno donde personas eran contratadas para asegurar que un espectáculo recibiera los aplausos más ruidosos.

¿POR QUÉ APLAUDIR EN LUGAR DE SILBAR O GRITAR?

La respuesta está en la facilidad con la que se puede generar un ruido fuerte con poco esfuerzo, algo que los aplausos logran perfectamente. Además, es una forma socialmente aceptable de expresar entusiasmo sin romper las normas de etiqueta. En eventos como la ópera, es común escuchar gritos como "bravo" o "brava", pero los aplausos siempre han sido la respuesta estándar.

Pero los aplausos no solo sirven para mostrar aprecio, también tienen un rol en la creación de vínculos sociales. Durante la pandemia, por ejemplo, las personas se unían a través de aplausos para agradecer a los trabajadores de la salud, a pesar de la distancia física impuesta por las restricciones. Este acto colectivo reforzaba la sensación de comunidad en tiempos de crisis.

Una vez que alguien empieza a aplaudir, los demás sienten una fuerte necesidad de seguir, hasta que uno de ellos decida detenerse.