El abrazo en estas fechas decembrinas no es simplemente un acto físico, sino un verdadero acto de conexión emocional
Por: Jhoanna Ontiveros Peraza
Durante las festividades navideñas, un gesto tan simple como un abrazo puede tener un profundo significado. En muchos países, el abrazo se convierte en un acto simbólico que no solo expresa cariño, sino que también transmite esperanza, amor y apoyo. En la noche de Navidad y al recibir el nuevo año, el abrazo se transforma en un ritual especial destinado a las personas más queridas de nuestras vidas.
El momento exacto en que se entrega el abrazo varía dependiendo de las costumbres de cada familia o comunidad. En Nochebuena, este gesto ocurre después de los cálidos mensajes navideños que compartimos con los demás. En cambio, en Año Nuevo, se suele dar tras el brindis, como una manera de sellar el inicio de un nuevo ciclo lleno de promesas y buenos deseos. Sin embargo, el abrazo en estas fechas no es simplemente un acto físico, sino un verdadero acto de conexión emocional.
¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DE DAR ABRAZOS EN NAVIDAD Y AÑO NUEVO?
Lo que muchos no saben es que el abrazo navideño, especialmente cuando es dado con sinceridad y amor, puede tener un simbolismo profundo. Se habla de un círculo energético que se genera entre las personas que se abrazan, como si de alguna forma ese contacto traspasara barreras físicas y se convirtiera en un intercambio de sentimientos.
El abrazo navideño tiene un significado especial para aquellos que atraviesan momentos difíciles, como la pérdida de un ser querido. En estas situaciones, el abrazo se transforma en un bálsamo que ofrece consuelo, apoyo moral y un recordatorio de que, aunque el dolor es profundo, no estamos solos. Es un gesto que transmite amor, benevolencia y la promesa de que, a pesar de las dificultades, siempre habrá una mano amiga dispuesta a acompañarnos.
Este gesto de abrazar, cargado de significado, se convierte en un acto profundamente humano. En este sentido, el abrazo se vuelve un vehículo para el perdón, una manera de sanar viejas heridas y acercar a las personas, incluso aquellas que en algún momento pudieron haber tenido diferencias. Es como una especie de cierre emocional que permite empezar el nuevo año con un corazón más ligero.
Más allá de las palabras, el abrazo en Navidad también refleja la importancia de lo que se tiene, lo que se comparte y lo que se agradece. Es un recordatorio de que, en última instancia, lo que más importa es el amor que nos damos y recibimos.
Para aquellos que celebran la Navidad desde una perspectiva religiosa, el abrazo también tiene un matiz especial. Para los cristianos, es una manera de celebrar el nacimiento de Jesús, quien vino al mundo para ofrecer la vida eterna como el mejor regalo. En este contexto, el abrazo se convierte en un símbolo de agradecimiento por ese regalo divino y en una manifestación de unidad espiritual con aquellos que comparten esta fe.
Es importante notar que el abrazo se da al culminar la cena, después del mensaje de Navidad, y justo a la medianoche del 24 al 25 de diciembre, asimismo del 31 de diciembre al 1 de enero, durante lo que se conoce como la Nochebuena y víspera de Año Nuevo. Este momento de transición no solo marca el fin de un ciclo y el comienzo de otro, sino que también representa el cierre de un año lleno de emociones, experiencias y aprendizajes, y la apertura a nuevos retos y oportunidades en el año siguiente.