¿Cómo distinguir entre estrés bueno y malo? Así puedes gestionarlo

La tensión emocional no es intrínsecamente mala, pero su impacto en nuestra salud depende de cómo la trabajamos

Por: Araceli Rodríguez

El estrés es una constante en nuestras vidas, pero no siempre es negativo. De acuerdo con dos especialistas, la clave está en entender sus dos formas: el estrés bueno y el estrés malo, y aprender a gestionarlo de manera efectiva.

El Dr. Carlos Augusto Rodríguez Durán, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, explica que el estrés está íntimamente ligado al miedo, una respuesta emocional que activa procesos fisiológicos esenciales para la adaptación.

En momentos de estrés, como ante un examen o una competencia, el cuerpo activa los sistemas nervioso central, neuroendócrino y autónomo para enfrentar el desafío.

Por otro lado, la Dra. Safia Debar, experta en manejo del estrés en Mayo Clinic Healthcare, define la tensión emocional como una respuesta inespecífica ante cualquier demanda que provoca un aumento en la frecuencia cardiaca y la presión arterial, seguido eventualmente de una fase de calma.

ESTRÉS BUENO Y MALO

Ambos especialistas coinciden en que el estrés puede ser beneficioso o perjudicial, dependiendo de cómo se maneje.

El estrés bueno, según Debar, se caracteriza por un aumento temporal en los niveles de cortisol que, tras una fase de intensidad, desciende y permite la relajación. Este tipo de tensión emocional puede fomentar la resiliencia y la creatividad, ayudándonos a enfrentar problemas de manera efectiva.

En contraste, el estrés malo ocurre cuando el aumento de cortisol no disminuye, lo que puede llevar a problemas de salud mental y física, como insomnio, ansiedad y enfermedades cardiovasculares.

La Dra. Debar subraya que este tipo de estrés se vuelve crónico cuando las estrategias de manejo no son suficientes para superar las amenazas percibidas.

CÓMO DIFERENCIAR Y MANEJAR EL ESTRÉS

Para distinguir entre el estrés bueno y el malo, Debar sugiere evaluar cómo percibimos la situación. Preguntarnos si es un desafío manejable o una amenaza abrumadora puede ayudarnos a enfocar nuestras respuestas de manera constructiva.

La acumulación de estrés bueno sin una adecuada recuperación también puede ser perjudicial, por lo que la conciencia y la respuesta de relajación son fundamentales.

En cuanto al manejo del estrés, la Dra. Debar recomienda cambiar nuestra relación con él en lugar de intentar suprimirlo. Entender que el estrés tiene una función protectora pero debe ser seguido por un periodo de relajación es fundamental.

Además, sugiere identificar actividades que recarguen nuestra energía y ser conscientes de las señales del cuerpo.

El Dr. Rodríguez aconseja la respiración diafragmática como una técnica efectiva para reducir el estrés. Esta práctica consiste en respirar profundamente inflando el abdomen y repetir el proceso 21 veces, lo cual ayuda a calmar el sistema nervioso autónomo.