Por: Eduardo Sánchez
Alonso Castillo, Ernesto Péimbert, Mario López, Surisaday Noa González y Erick Esquer, a través de su lente, han capturado a lo largo de los años una serie de imágenes sobre la cultura yoreme, en Navojoa y en los municipios del sur de Sonora.
Además, en 1614, los misioneros jesuitas prohibieron a los yoremes-mayos asistir a este lugar y desde entonces había existido una aversión al sitio.
Sin embargo, en 1984 fue reencontrado por Lombardo Ríos Ramírez, y hoy Tehuelibampo es un santuario petroglífico que todos debemos proteger y preservar para futuras generaciones, explicó.
“Conocer nuestro pasado nos permite fortalecer el presente y poder proyectarnos hacia el futuro, como una de las culturas más ricas en manifestaciones gráficas”, comentó.
Sostuvo que desde hace aproximadamente tres mil años, los grupos protomayos dejaron plasmados en las rocas, 89 petroglifos en los que se refleja su vida, material y espiritual.
“Actualmente, en el museo se promueve la educación ecológica a través de talleres de arte rupestre y actividades recreativas, como paseos en lancha, campismo, ciclismo, balneario natural, entro otros”, refirió.