Con apenas tenía 15 años, el director italiano Luchino Visconti lo eligió para interpretar a Tadzio que lo lanzó a la fama y también lo condenó
Por: Marcela Islas
Björn Andrésen, el actor y músico sueco que deslumbró al mundo en 1971 con su papel de Tadzio en Muerte en Venecia, falleció a los 70 años, dejando una historia de belleza, fama, tragedia y desencanto que marcó para siempre al cine europeo.
Su muerte fue confirmada por el cineasta Kristian Petri, codirector del documental El chico más bello del mundo (2021), sin que se hayan revelado las causas del deceso.
¿QUIÉN ERA BJÖRN ANDRÉSEN?
Nacido en Estocolmo en 1955, Andrésen tenía apenas 15 años cuando el director italiano Luchino Visconti lo eligió para interpretar a Tadzio, el adolescente que encarna la obsesión del personaje de Gustav von Aschenbach en Muerte en Venecia.
MUERTE EN VENECIA Y TRAGEDIAS PERSONALES
Visconti lo presentó al mundo como "el chico más bello del mundo", un título que lo lanzó a la fama... y al mismo tiempo lo condenó. Esa etiqueta se convirtió en una jaula que lo persiguió durante toda su vida. "Me sentí como un animal exótico en una jaula", recordaba años más tarde.
El joven actor, marcado desde la infancia por el suicidio de su madre y la ausencia de su padre, fue empujado al estrellato sin preparación emocional ni apoyo.
Él mismo relató las situaciones incómodas que vivió durante la promoción del filme, incluyendo el momento en que Visconti lo llevó, con apenas 16 años, a un club nocturno gay en París, donde se sintió "como un plato de carne servido en bandeja".
Tras Muerte en Venecia, Andrésen trató de escapar de su imagen de "efebo perfecto". Se refugió en la música y viajó a Japón, donde llegó a tener una breve carrera como cantante pop.
Paradójicamente, su rostro inspiró a la creadora de La Rosa de Versalles, la mangaka Riyoko Ikeda, para diseñar a Lady Oscar, un ícono de belleza andrógina.
Su vida personal estuvo marcada por tragedias: la muerte de su hijo Elvin en 1986 y un posterior periodo de depresión y alcoholismo.
En los últimos años, Andrésen vivió retirado de los reflectores, aunque tuvo un inesperado regreso al cine en 2019, en Midsommar, de Ari Aster, donde se mostró irreconocible, pero digno, como un hombre que sobrevivió a su propio mito.
"Mi carrera empezó en la cima y fue descendiendo. Fue muy solitario", confesó en una entrevista. Hoy, su muerte cierra el círculo de una vida atravesada por la belleza, la pérdida y la imposibilidad de escapar de un rostro que el mundo nunca quiso dejar de mirar.