Por: Eduardo Sánchez
Estos grupos étnicos trabajaban la madera, inspirados en su entorno y hacían piezas que iban desde utensilios, hasta figuras talladas de cactus, plantas, árboles y animales, como águilas, tortugas, focas, lobos marinos, liebres, serpientes, cangrejos, peces, delfines, ballenas, tiburones, correcaminos, búhos, y muchos más; es decir, que los seris y los yaquis plasmaban todo lo que la naturaleza les mostraba en un mundo del cual se sentían orgullosos.
En la época de los 90 se explotó tanto esta planta, que había una gran escasez de madera; las autoridades declararon la veda de esta especie y solo se permitió utilizarlo con fines artesanales; por ello, en la actualidad para hacer este arte se utilizan árboles secos o muertos, permitiendo que la especie se regenere.
Hay lugares en el norte de México donde se comercializa y existen tiendas de artesanías, a las que puede llegar el turismo a conseguir esta artesanía: Tijuana y Mexicali, en Baja California; Los Cabos y La Paz, en Baja California Sur; Mazatlán, en Sinaloa, y en Sonora, donde es originario, lo puede comprar en San Carlos, Nogales, Ciudad Obregón, Puerto Peñasco, Hermosillo y el Pueblo Mágico de Álamos.
CARACTERÍSTICAS DEL ÁRBOL
Es muy parecido al ébano. Su madera es oscura, dura, de consistencia vidriosa; además, es difícil que se humedezca, ya que no tiene ojos (vetas) o porosidades, por lo mismo se hunde en el agua, cosa distinta a la flotación de cualquier otra madera.
Normalmente estos árboles son muy longevos, pues llegan a vivir hasta mil años. Son el hábitat de insectos y de reptiles, como víboras, pequeños lagartos del desierto, así como distintas aves, como búhos, aguilillas, halcones y demás especies, que los utilizan como lugar de sombra, refugio y alimento.