El ídolo se apagó, pero su voz retumba más fuerte que nunca

Por: Redacción

El cielo de Mérida vio volar por última vez a Pedro Infante, que con su muerte se convirtió en el “Ídolo de México”


La mañana del 15 de abril de 1957, Pedro Infante pilotaba un aeroplano por Mérida, Yucatán, con destino a la Ciudad de México; sin embargo, un problema en la aeronave hizo que esta se precipitara a tierra, apagando su vida de tajo.


El cantante y actor nació un 18 de noviembre de 1917, en Mazatlán, Sinaloa, pero por circunstancias familiares emigró a Guamúchil; de ahí que se le llamara “El Ídolo de Guamúchil”, donde aprendió varios oficios y a tocar la guitarra.


Se casó en 1937 con María Luisa León, quien al escucharlo cantar lo impulsó para que se marcharan a la Ciudad de México a probar suerte. Ahí trabajó en varios sitios y cantó en algunas estaciones de radio, hasta que fue reconocido.


También incursionó en el cine, con destacadas actuaciones. Protagonizó más de 60 películas, entre ellas algunas de culto, pero con una actriz se convirtieron en un ícono del cine nacional: Blanca Esthela Pavón, con quien realizó Nosotros los pobres y Ustedes los ricos, que lo consolidaron como histrión; tras la muerte de "La Chorreada", como un homenaje a su memoria, Infante protagonizó Pepe, el Toro.








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La noticia de su muerte conmocionó al país entero, pues al conocerse la noticia cientos acudieron al aeropuerto a recibir sus restos y a sus exequias miles más, así como a su entierro, que es el más concurrido de la historia.


En la actualidad, su voz sigue escuchándose, pues talentos natos tan grandes se dan contadas veces en la vida y conquistan a las nuevas generaciones, no solo por su timbre, sino por su calidad de interpretación.


Alrededor de su muerte se han construido leyendas, como el de que no murió en el accidente, que se ocultó por temor a un poderoso, y, la mas conocida: apareció después en la persona de Antonio Pedro, un hombre con un todo de voz y mucho parecido con el malogrado cantante.


Los restos de Pedro Infante descansan en el Panteón Jardín, donde reposan otras leyendas del cine y la música nacional, y año con año, en su aniversario luctuoso, cientos de admiradores se congregan en su tumba para cantarle, pues con ello hacen que su recuerdo permanezca más vigente que nunca.