Conoce la conmovedora historia de Alberto Cubedo a quien le amputaron su pierna, pero su devoción por la "Morenita" no le impide visitarla en su día
Por: Oviel Sosa
Se dice que la fe mueve montañas, al representar una sensación que es alimentada por la devoción la cual inyecta entusiasmo y convierte en realidad algo que luce inacabable, esa fe refleja esmero y dedicación, algo que pone de manifestó Alberto Cubedo Moreno.
El cajemense es un fiel devoto de la Virgen de Guadalupe y desde hace varios años, cada 12 de diciembre, día que se le celebra el día a la "Emperatriz de México", acude al cerro ubicado en la salida sur de Ciudad Obregón.
Hace dos años le amputaron la pierna derecha a raíz de una infección, algo que no ha sido impedimento para seguir con la tradición de visitar a la virgen de Guadalupe en su día.
"El año pasado vine recién operado y hoy regresé, antes acudía caminando, ahora es diferente, pero lo hago con devoción", expresó con emoción.
El subir los poco más de 170 escalones es todo un reto para el comun de las personas que asciende a lo más alto del cerro de la Virgen de Guadalupe para admirar su imponente figura que destaca en el horizonte; pero para Alberto Cubedo Moreno es un esfuerzo aún mayor lo que causa admiración en quien ve cómo afanosamente asciende hasta la cima.
Así, toma aire, sube poco a poco, se afianza bien de las muletas y conforme va avanzado mira hacia arriba y al ver la figura de la Virgen de Guadalupe, le inyecta fuerzas y energías para no rendirse y seguir con su camino, pues la imagen emblemática de la también conocida como la "Madre de los Mexicanos" se convierte en su pierna ausente que lo sostiene y le permite continuar hasta alcanzar con su cometido.
Ya en la cima junto a ella, le reza y después le prende una veladora para que la flama de la fe no se apague.
El no tener una pierna no lo frena, ni limita, pues apegado a su fe, sube el cerro y al mirar a la Virgen de Guadalupe su cansancio se desvanece, y agradece por cuidarlo.
De esta manera el señor Alberto Cubedo Moreno es un testimonio de la fe que le tienen millones de fieles seguidores de la virgen morena, la Virgen de Guadalupe, a la cual le rinden tributo, respetan y le profesan un amor incondicional como gratitud por bendecir sus vidas con dicha y bondad, así como una madre protege y arropa a sus hijos e intercede ante el creador.