Las fama que han tomado las obras de Francisco Guadalupe Salazar son reconocidas no solo en Cócorit, en Cajeme, sino en varios países del mundo
Por: Oviel Sosa
A través de un sueño, Francisco Guadalupe Salazar Almada recibió un don que le permite dar vida a árboles secos que perecieron con el paso del tiempo y dejaron de florecer, pero que con sus manos, talento y creatividad los transforma en verdaderas obras de arte.
El escultor originario de Cócorit, Sonora, poblado que se ubica al norte de Cajeme, compartió que de pequeño siempre le pidió a Dios que le brindará talento para trabajar la madera, hasta que un día su petición se cristalizó y pudo efectuar la labor que siempre anheló.
“De chiquito siempre tuve la inquietud de trabajar la madera y le pedí a Dios que me diera un don, pasó tiempo y un día soñé a Jesucristo que me regalaba la herramienta y me dijo que con paciencia y humildad iba lograr maravillas”, relató.
Al siguiente día de haber experimentado tan emotivo pasaje, despertó con ganas de trabajar la madera y encontró en su pueblo natal la materia prima para poner a prueba el sueño que tuvo, y así confirmar que había sido tocado por Dios que escuchó su petición que hizo con el corazón.
PUEBLO DE ÁRBOLES COLOSALES
En Cócorit se encuentran colosales árboles, algunos de ellos se han secado con los años, siendo esto la materia prima que sirvió de lienzo para que Francisco Guadalupe empleará su talento, por lo que comenzó a pulirlos hasta dibujar en ellos figuras religiosas como la virgen de Guadalupe y Jesucristo como forma de agradecimiento.
Fue así como su vida dio un giro drástico, pues por muchos años se había desempeñó como electricista, albañil y plomero, hasta que un día dejó las pinzas, pala y cinta por una motosierra, siendo uno de los elementos que utiliza con mayor frecuencia para cortar, pulir y crear figuras en madera.
CUATRO OBRAS
En Cócorit se pueden apreciar cuatro obras representativas que han surgido de las manos y talento de Francisco Salazar, una de ellas es la figura de la Virgen de Guadalupe que pudo concluir al imprimir esmero, dedicación y pasión, aspectos que representan su carta de presentación.
Sus trabajos son conocidos y reconocidos en el Cajeme, pero también ha realizado obras que se encuentran en Monterrey, Tijuana, Hermosillo y otras partes de la república mexicana, pues su meta es trascender como escultor y llegar a diversas partes del mundo.
De esta manera Francisco Guadalupe Salazar Almada transforma árboles que se secaron, pero sus raíces siguen aferradas al suelo, a los cuales a través de su talento les otorga vida y los convierte en obras de arte.