Grupos de personas comparten alimentos con quienes esperan noticias de sus familiares, un gesto de amor desinteresado que se repite este año
Por: César Omar Leyva
En el Hospital General Regional No. 1 del IMSS de Ciudad Obregón, el milagro de la Navidad cobró vida una vez más esta noche, pero no en forma de luces ni adornos, sino a través de la solidaridad y el amor desinteresado.
Desde las cinco de la tarde, grupos y familias comenzaron a llegar con ollas rebosantes de barbacoa, frijoles, sopa, tamales, tortas, atole, champurrado, aguas y refrescos. Traían no solo comida, sino también calor humano y esperanza para aquellos que, a pesar de ser Nochebuena, permanecían afuera del hospital esperando noticias de sus seres queridos.
Cada grupo motivados por una historia en particular. Algunos hacen esto desde hace varios años, como la familia que preparó más de 200 porciones de barbacoa, ellos tienen 10 navidades seguidas haciendo esto.
La escena era conmovedora y bonita al mismo tiempo. Personas desconocidas entre sí se unieron para compartir, sin importar el nombre ni la historia del otro.
Era una muestra de amor a ciegas: se daba sin esperar nada a cambio, se daba porque el corazón lo pedía. Familias enteras ofrecieron platos calientes y palabras de aliento a quienes enfrentan el miedo, el frío y la incertidumbre en una de las noches más significativas del año.
EL VERDADERO ESIPÍRITU NAVIDEÑO ESTABA AHÍ
En un acto que demostró el verdadero significado de la Navidad, también hubo suficiente para compartir con los guardias de seguridad que vigilaban el hospital, lejos de sus hogares y familias.
También se compartieron alimentos al personal de enfermería y otros trabajadores que comenzaban o terminaban su turno. Nadie fue olvidado; alcanzó para todos.
Algunos si pudieron entrar hasta el área de la farmacia y otros se quedaron sobre la calle Guerrero por fuera de urgencias invitando a las personas a salir por un plato de comida.
Esta Nochebuena, Ciudad Obregón mostró que la bondad y la solidaridad están vivas. Personas que dieron lo poco o mucho que tenían lograron que el dolor doliera menos y que la desesperanza se disipara, aunque fuera por unas horas.
La Navidad en el hospital no fue una noche de regalos materiales, sino una noche de corazones unidos para compartir y hacer sentir a otros el verdadero calor humano.
Con cada plato servido, se reafirmó que la magia de estas fechas no está en lo que se recibe, sino en lo que se da. Ciudad Obregón tiene gente que hace comprobar que la bondad existe, y que, incluso en momentos difíciles, siempre hay quienes están dispuestos a extender la mano al prójimo.
Esta noche hace frío, pero cala menos. No es una noche cualquiera, es Navidad y Dios buscó la manera de decirle al que sufre que no está solo.