Por: Eduardo Sánchez
Con lentes negros que esconden sus ojos por el dolor que lo embarga, Raymundo se posiciona en una de las principales calles del área comercial de la colonia centro, punto en donde aguarda, sentado en una silla de ruedas, a que las personas que pasan a un lado de él, se compadezcan de su situación.
El señor comentó que su familia no lo apoya y que sólo cuenta con el respaldo de un vecino, quien le ayuda a trasladarse al citado lugar a pedir limosna.
Manifestó que vive con una mujer, pero la relación que tiene con ella no es sana, porque lo hiere con el trato que le da, al humillarlo y ofenderlo verbalmente de manera frecuente.
Un pedazo de cartón que sostiene con las piernas, en el cual se encomienda a Dios, es su carta de presentación.
Sentado, permanece apegado a la fe que lo motiva a echarle ganas a la vida, ante la mirada de la gente que pasa de largo sin brindarle una palabra de aliento o apoyarlo económicamente.
Además, Raymundo padece un problema en el corazón que lo limita físicamente, al grado que al platicar se fatiga.
A quien se acerca y le deposita una moneda le regala una oración y le agradece de corazón por el apoyo que le brindó, porque de eso depende para salir adelante.