Por: Eduardo Sánchez
Con la piel curtida, brazos y manos rígidas que manifiestan el trabajo arduo que representa la albañilería, Rodolfo Peña toma la cuchara y pega ladrillos, mientras Francisco Beltrán con pala en mano mezcla el cemento en una carrucha.
“Cómo no quise estudiar, mi padre me dijo entonces hay que trabajar y desde entonces aquí andamos chambeando de albañil”, compartió, Rodolfo, quien en la actualidad cuenta con 47 años de edad.
Por su parte Francisco Beltrán a la edad de 20 años tuvo su primer acercamiento en las tareas que competen a la albañilería y con el tiempo fue construyendo la experiencia que le permiten hoy en día ser un maestro de obra, al tener a cuestas 30 años en dicho trabajo.
En la actualidad ambos trabajan en la construcción de una segunda en una vivienda que se ubica en la colonia Las Misiones.“Lo más pesado es hacer los colados y más en verano, pero el cuerpo se va acostumbrando”, expresó, Francisco Beltrán, quien a base de empeño en el trabajo ha edificado una familia que ha sacado adelante con el sudor de su frente, por lo demandante y exigente en lo físico que representa citada labor.