Por: Eduardo Sánchez
"Al momento de cruzar la línea, me toca el semáforo verde.Me disponía a continuar el viaje, cuando una agente de la aduana de Nogales, Sonora, me marcó el alto y me pidió los pasaportes y la registración del vehículo, con el argumento de que tenía que verificar si el carro era de mi propiedad. Al confirmarlo, empezó otro interrogatorio y me pregunto qué traía, pero de manera prepotente”, señaló.
“Su respuesta fue que tenía que esperar para hacer un pedimento en aduana, y le dije que no podía esperar; entonces, me dijo que si quería pasar las cosas en ese momento tenía que pagar dos mil 500 pesos.Acepté, pero mi error fue decir que iba a quejarme”, subrayó.
Entonces, explicó, la actitud de la agente aduanal, Carolina Talledos, cambió de forma radical.
De manera agresiva se regresó y le entregó la licencia de manejar, diciendo que por ahí no pasaba, que tenía que regresar a Estados Unidos con las cosas.
“Me amagó diciendo que a ella no le importaba a dónde fuera quejarme; al final, tuve que dejar las cosas: tres sillas de ruedas para adulto, un par de muletas, siete andaderas para adulto y tres caminadores, firmando un acta de abandono de mercancía”.
“Y como yo, otras personas también fueron detenidas y obligadas a dejar lo que traen a México, por lo que la fundación a la que pertenezco, y a título personal, pedimos a las autoridades competentes que tomen cartas en el asunto, ya que se está afectando a terceros.En mi caso los artículos iban a ser donados a personas de escasos recursos”, concluyó.
- Le informe que pertenezco a la Fundación Itepo-emac A.C. Estoy Contigo, integrada por vecinos de la Comisaria de Esperanza, y que periódicamente les llevo sillas de ruedas, muletas, andaderas y otros artículos que se entregan a la gente más necesitada, y que nunca había tenido ningún problema