Por: Redacción
Si de algo se enorgullece el profesor Miguel Ángel Castro Cosío, es de haber nacido tres veces:Por: Luz del Carmen Paredes
“Muchos se ríen cuando cuento que he nacido tres veces. Algunos, obviamente me tiran a loco, pero cuando les explico sucintamente, me dan la razón. Es cierto. Ciertísimo”, afirma el dirigente nacional de la Unión General Obrero, Campesina y Popular (UGOCP).
Y así desglosa sus tres nacimientos: La primera vez que nació fue a la vida natural y biológica.
“Nací a la vida junto al mar. La bahía de La Paz, en el antiguo territorio de la Baja California, hoy Baja California Sur, fue el lugar extraordinario donde mi madre Dolores Cosío Cota, con las dificultades propias del alumbramiento, parió el día 14 de octubre de 1950, en el Hospital Salvatierra, a un lindo bebé".
“Mi padre era un sudcaliforniano de cepa. Un hombre extraordinario. Tenía los ojos pequeños de rasgos orientales, como los Castro, y un claro perfil griego, como los Carballo. Se llamaba Ángel. Él me heredó un ilustre apellido”, sostiene.
El segundo nacimiento fue a la vida profesional, indica, como maestro de educación primaria.
“El 9 de septiembre de 1969, nací por segunda ocasión. Esta vez, a la vida profesional en una escuela primaria rural enclavada en la Colonia Militar, comunidad indígena yaqui, entonces del Municipio de Guaymas, hoy de San Ignacio Río Muerto".
“Una vieja aula que más bien parecía granero, fue testigo del inicio de mi carrera de profesor de educación primaria a la que estaría consagrado cerca de 30 años”, sostiene.
DIRIGENTE SOCIAL
Y el tercer parto lo envió directamente a la vida pública, como luchador social:
“Nací a la lucha social de manera fortuita. Tenía apenas dos años como maestro de educación primaria cuando cayó en mis manos un pequeño libro llamado ‘El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado’, escrito por uno de los maestros del proletariado mundial: Engels.
“Este libro, que me abrió la conciencia, me lo había regalado mi hermano menor, que se había iniciado en la lucha social y me incitó a la rebelión. He de agregar que, en ese tiempo conocí a varios maestros democráticos que fueron en realidad los que me llevaron de la mano a la lucha por la democracia e independencia sindical, primero y, después, a la revolución.
“Desde entonces, erguido di mis primeros pasos como un luchador social. Y fueron a paso redoblado, como pretendiendo recuperar el tiempo perdido. Admito que, lógicamente, me caí, pero siempre me levanté, aun de la lona, para seguir en la interminable y hermosa lucha social. Después, me formé ideológicamente. Consumí libros, folletos y proclamas para elevar mi acervo político cultural”.
Hoy que llega a los primeros 50 años como dirigente social, Castro Cosío recuerda que en Ciudad Obregón, se enroló en las filas del pensamiento revolucionario.
“Primero, poco a poco fui caminando a lado de maestros democráticos y universitarios; después, con campesinos e indígenas y, posteriormente, con obreros, estudiantes y jóvenes simpatizantes todos de las ideas socialistas. Era la mitad de la década de los setenta. El futbol, que era mi pasión, quedó atrás. Desde el año 1975, abracé las ideas que sostengo. Siempre he pretendido ser consecuente con ellas y, por supuesto, he estado empeñado en cumplir con la palabra. Digo y sostengo que fui, soy y seré un luchador social hasta el último hálito de mi existencia”.
CONTRA LOS “CHARROS”
Como sindicalista, asegura, fue fundador y dirigente del Bloque de Delegaciones y Maestros Democráticos y de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la CNTE.
“La original CNTE. Aquella que luchó consecuentemente, con métodos pacíficos, en contra de la corriente sindical dirigida, primero por Carlos Jonguitud Barrios y, después, por Elba Esther Gordillo. Ambos, hijos siniestros del Estado”.
“No lo niego: soy enemigo del ‘charrismo’ sindical, cualquiera que sea su forma”, destaca.
Posteriormente abrazaría las luchas de los obreros, campesinos sin tierra y los sectores populares, como los vendedores ambulantes de la Central Camionera a los cuales las autoridades traían en jaque en aquellos tiempos.
“Como dirigente magisterial, obrero, campesino y popular, durante más de tres años encabecé marchas, mitines y tomas de tierra en demanda de mejores condiciones de vida para los habitantes de las colonias populares y de las comunidades rurales”.
“Incansablemente luché por mejores salarios para los trabajadores de la educación y servicios para los trabajadores de la Federación; seguridad pública, tierras para los campesinos; proyectos productivos para los emprendedores y, también, en contra de la represión y a favor de la paz mundial”, precisa.
NACE UGOCP
Esas acciones le llevarían a formar, en 1986, junto con un puñado de dirigentes de todo el país, la central que hoy se conoce como UGOCP, (organización que ahora representa a miles de mujeres e indígenas; miles de obreros y campesinos; miles de pescadores y acuacultores, y miles de jóvenes y profesionistas diseminados a lo largo y ancho de la República Mexicana).
Siempre directo en sus opiniones, el dirigente sostiene:
“Creo que es una santa obligación, decir la verdad delante de los amigos y de los enemigos. Reconozco que este hecho me ha traído complicaciones en mi vida, pero también, admiración y respeto. Ya no puedo cambiar: esta enfermedad es incurable”.
“De mi padre heredé su carácter: dicharachero y amigable. También, haber sido desde niño profundamente responsable de mis actos y palabras. Lo que digo y escribo, lo sostengo aquí, allá, acullá y, también, en la tierra de Mao”, indica.
Casado con la profesora Carmen Rivera Ayala, es padre de Grecia, Jairzinhio y Miguel, además de abuelo ya de siete jovencitos.
Ramona, es su hermana mayor, pero también María Elena, Víctor Manuel y Jorge Antonio, forman parte del linaje Castro Cosío.
Hoy y mañana, en una serie de eventos, Castro Cosío habrá de celebrarse estos primeros 50 años de dirigente social.