Por: Eduardo Sánchez
Debido al terraplén, de cuatro mil 700 metros de longitud, construido en 1964 y removido en 2012, se cortaron las corrientes marinas naturales y la Bahía del Tóbari se azolvó.
Para poner en perspectiva la magnitud del daño, en el pasado la bahía era tan honda, que en ella se internaban barcos, recordó, y para 2012 la presencia de lodo había superado al agua.
En ese año, por decreto se eliminó el puente y se reconoció a la Isla Huivulai como una de las áreas protegidas del Golfo de California.
Para su protección se impidió el acceso a automotores, así como realizar cualquier construcción en los 14 kilómetros de extensión que comprenden la isla.
Antes, en periodos vacacionales, como Semana Santa, al interior de la Huivulai se aparcaban aproximadamente cinco mil vehículos, indicó.
De acuerdo con la ley, se puede acceder al lugar en lancha, para realizar actividades de ecoturismo, como observación de aves, senderismo, pesca o acampar.
SE MEJORA
Desde hace siete años, y con la protección adecuada, la isla se ha recuperado; además, con el dragado realizado, el agua de la Bahía del Tóbari está más oxigenada, hay una mejor temperatura y un mayor intercambio con las afluentes de mar abierto.
Esa compensación permite que haya más nutrientes para las especies marítimas; también se ha incrementado la producción y se avistan especies que antes escaseaban, como la corvina y otros peces grandes.
En el caso de los manglares, también se han recuperado, lo cual es de suma importancia, pues en ellos inicia la cadena alimenticia para las especies marítimas.
Además son la primera línea de defensa natural ante la llegada de un huracán y sirven cómo hábitat de los peces.
Aún falta realizar el dragado de la playa Las Bocas, lo cual aumentaría el intercambio de masas de agua con el Tóbari. Y aunque se concretó el proyecto ejecutivo, el cual tuvo un costo de cinco millones, nunca se aterrizaron los recursos.
Como dato, mencionó González Zambrano, entre 2011 y 2014 se dragaron casi todas las bahías del sur de Sonora: Guaymas, Empalme, Lobos, Tóbari, Yavaros y Agiabampo, sólo quedó pendiente Las Bocas.
“Preservar las bahías del Golfo de California es primordial, pues si éste es considerado el ‘Acuario del Mundo’, en las bahías desova el mayor número de especies marítimas”, puntualizó.