La joven decidió renunciar a su trabajo y iniciar la venta de "café de talega", para estar más tiempo con sus pequeños
Por: Ana Jusaino
Arizbé Contreras Tarin tenía un trabajo estable y bien remunerado, pero la exigencia del mismo le impedía dedicarle tiempo de crianza a sus hijos, por ello decidió emprender su propio negocio para tener más espacio y atender a los suyos.
La joven madre comenzó con la venta de bollitos al exterior del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), lugar donde creó conexiones entrañables con los familiares de quienes se encontraban internados, mismos que le sugirieron la venta del conocido "café de talega".
Así fue cómo surgió la idea de vender el café como lo preparaba su abuelita y poco a poco fue ideando una estrategia para el negocio, una vez desarrollado su proyecto comercial, acondicionó una "carretita", la cual pintó de color verde menta, pues es su color favorito.
"Para mí era muy doloroso estar mucho tiempo lejos de mis hijos y un día decidí renunciar y trabajar cuando los niños estuvieran en la escuela. Es muy doloroso cuando los tenía que dejar en la guardería, fue esa mi razón de emprender", expresó.
Cuando menos pensó, ya contaba con más clientela de lo habitual; sin embargo, por cuestiones de logística movió su negocio, ahora se ubica entre el Ayuntamiento de Cajeme y la Agencia Fiscal del Estado.
Aunque el emprendimiento es "una montaña rusa" de ganancias, agradeció a Dios que puede pagar los gastos de un hogar, vestir y alimentar a su hijo de 13 años, una niña de 11 y una bebé de tres años.
Resaltó que una de sus estrategias de mercado es la atención al cliente y cuidar la imagen de su modesto pero atractivo negocio, el cual ofrece producto artesanal.