Carlos García invita a la ciudadanía a mantenerse productivo sin importan la edad
Por: Román González
Más de 40 años de experiencia reparando bicicletas han motivado a Carlos García a luchar por mantener el oficio, señalando que cada vez son menos las personas interesadas en continuar con esta noble labor.
En un pequeño taller acondicionado en la cochera de su vivienda, Don Carlos, con cerca de 70 años, recibe los encargos de sus vecinos, explicando que desde muy chico su pasión era la mecánica, dedicándole gran parte de su vida, lo que le permitió cumplir con mayor facilidad su deseo de abrir un taller de bicicletas.
"Tenía mi moto y yo mismo la reparaba, me acuerdo que hace años se daba mucho eso de andar en bicicleta los muchachos y existían muchos talleres mecánicos para repararlas o solo desponcharlas. Y ahorita ya vemos que también hay menos talleres. En aquel entonces me fui con un amigo. Un mes. Que tenía un taller ahí por la Tabasco y le dije que quería abrir un taller propio, le dije que le daría 500 pesos al inicio y cuando terminara el curso otros 500, fueron los mil pesos que más me han servido", relató.
Don Carlos detalló que, tras un mes de armar y desarmar no solo bicicletas, sino también motocicletas, un día se animó a recibir a su primer cliente, lo cual fue el parteaguas en su vida para poder tener su propio taller.
"Desde entonces aquí estamos ya vamos para seis años, no cae mucho, pero lo hago para estar ocupado, para sentirme activo a mis 69 años, he visto gente a mi edad que no pueden caminar, están en silla de ruedas, se llevan sentados todo el día y no saben hacer otra cosa, creo que si no haces una actividad a esta edad te pones solo a ver el pasado de tu vida y eso te enferma, pues si no caminas te enfermas, si no te mueves te enfermas y aunque no gano mucho, me divierto", señaló.
Añadió que, como todos los oficios, el conocer gente, platicar mientras se trabaja es una motivación que lo mueven todos los días para levantarse a abrir su taller, aun cuando haya días que ni una sola persona llegue a solicitar sus servicios.
"Tal vez mi trabajo no sea uno que cambie el mundo o que impacte más allá de sacar de un apuro a un ciclista, pero es un ejemplo para los jóvenes de que cuando se quiere y se ama el trabajo es posible hacer cualquier cosa, actualmente me encuentran en la calle Ley 57, entre Chilpancingo y Ciudad Victoria de la colonia Primero de Mayo, donde con una sonrisa estaré encantado de recibirlos", finalizó.