Este abuelo de ascendencia japonesa nació en la colonia Centro, y a base de esfuerzo y dedicación ha sacado adelante el negocio familiar
Por: Oviel Sosa
Por sus venas corre sangre que emana de una cultura milenaria basada en el honor, respeto y disciplina. El señor Rubén Nakato proviene de japoneses y, a miles de kilómetros, encontró su crecimiento y desarrollo en México.
El adulto mayor, de 82 años, cuenta con una gran sabiduría y experiencia. Es muy popular en la colonia Benito Juárez (Plano Oriente), la primera colonia que surgió en Ciudad Obregón.
En 1900, su abuelo Kishoro Nakato fue contratado por una compañía estadounidense para trabajar en el ferrocarril, trasladándose del Oriente a suelo norteamericano.
“Mi abuelo era ingeniero metalúrgico ferroviario. No me tocó conocerlo, pero mi papá me decía que fue muy inteligente”, compartió “Tito” Nakato, como es conocido en el Plano Oriente.
Comentó que convivió poco con su abuelita, quien murió cuando él era un niño, y la recuerda como una persona cálida y amorosa.
“Cuando mi abuelito se trasladó a Estados Unidos, en el estado de California nació mi papá, quien después viajó a México y se casó con mi mamá”, explicó.
“Tito” Nakato nació en la colonia Centro de Ciudad Obregón. Posteriormente, su padre y su madre se mudaron al barrio del Plano Oriente, donde su padre trabajó vendiendo masa en la calle Madero y Mina.
“En 1946, mi papá comenzó a vender masa. En esos años no había tortillerías y el kilo de masa se vendía a 35 centavos”, recordó.
Impregnado por el olor a maíz, un alimento que emerge de los campos fértiles del Valle del Yaqui, “Tito” Nakato vio en su padre un ejemplo de perseverancia, constancia y dedicación.
En 1962, su padre decidió abrir una tortillería, una de las primeras en el sector y en Ciudad Obregón. Estableció el negocio en la calle Madero, entre Allende y Mina.
Con esmero y deseos de superación, “Tito” Nakato se involucró plenamente en el proceso de elaboración de la tortilla y “amasó” su futuro, comenzando así un oficio que aún ejerce.
El establecimiento se mantiene activo y cuenta con el reconocimiento de la gente por el sabor, la calidad y el trato amable que ofrece la señora Rosario Cota, esposa de “Tito” Nakato. Juntos, han impulsado el comercio que ha sustentado a su familia. Actualmente, uno de sus hijos trabaja en el negocio, con la encomienda de continuar el legado familiar que encontró en el maíz el nutriente de su desarrollo.
“Me levanto a las 3:00 de la mañana y comienzo a trabajar. Mantenerme activo me llena de ánimo”, manifestó con emoción el abuelito, quien tiene 12 bisnietos, descendencia que asegurará la continuidad del apellido Nakato.
La energía que proyecta “Tito” Nakato es digna de admiración. A sus más de 80 años, presenta un físico envidiable, algo que atribuye en gran parte a su dieta basada en la tortilla de maíz, un alimento distintivo de la gastronomía mexicana.
“Tito” conduce su camioneta Ford modelo 1981, con la que recorre las calles de la Benito Juárez. Esta camioneta es muy apreciada por él y le ha acompañado en su labor diaria. Es visto como un abuelito trabajador, alegre y perseverante.
El 28 de agosto se celebra el Día del Abuelo en México, una ocasión para reconocer a esos seres humanos cuyas arrugas y cabellos canosos despiertan ternura, admiración y respeto.
“El ser abuelo es una bendición, pues mis nietos y bisnietos me otorgan energía”, comentó con ilusión “Tito” Nakato, un personaje muy querido en su colonia.