Por: Eduardo Sánchez
El microempresario relató que durante tres años un encuestador lo visitó pidiéndole datos de la empresa “y prácticamente nos hostigaba, teníamos que darle todos los datos: cuánto ingresa al año a la empresa, cuántos trabajadores hay, cuánto se les paga y lamentablemente uno ya no puede confiar, porque hay muchos robos, secuestros y delincuencia”.
“Es importante que la población conozca que la ley nos obliga a la confidencialidad; que todos los datos que van proporcionando se redactan en un dispositivo móvil que ingresa de forma encriptada a la red y ellos ya no tienen acceso a esta.