Con monedas o tarjetas, las personas podían entablar una conversación a distancia, en Obregón quedan algunas casetas las cuales ya no operan
Por: Oviel Sosa
Al evolucionar y crecer la tecnología, cual bola de nieve, las formas de comunicación han sufrido modificaciones y otorgado nuevas vías de conexión e interacción. El Internet, los dispositivos móviles y las redes sociales ofrecieron un abanico de comunicación, lo que trajo consigo que antiguas formas de entablar una conversación quedarán sepultadas en el pasado, como lo son las casetas telefónicas.
Su diseño de moneda o tarjeta, permitía a través de un teléfono establecer vía voz una conversación. Ahora esas estructuras metálicas que otorgaron felicidad, tristeza, amor y desamor al comunicarse las personas con un familiar, hijos o pareja pasan desapercibidas en la escena urbana, pues ya no operan y solo ocupan espacio en la vía pública como lo es en Ciudad Obregón.
PRIMERA CASETA
Tras la instalación de la primera caseta telefónica en la Ciudad de México en 1960, esa forma de comunicación se extendió con los años a las grandes metrópolis de la República Mexicana.
Posteriormente llegaron a Sonora y a Ciudad Obregón, fue así como en la década de los 60 las personas del municipio de Cajeme contaban con una vía de comunicación que los acercó al futuro de la conversación vía telefónica.
Con el tiempo, las casetas se convirtieron en un medio de contacto muy común y accesible, pues era la única opción que tenían las personas de platicar con alguien a distancia.
CABINAS ABARROTADAS
Largas filas se hacían para esperar el turno que permitía a los usuarios descolgar el teléfono, colocarle una moneda o insertar una tarjeta y así, poder hablar con alguien en otro punto de la ciudad, estado, país o el extranjero.
Los primeros modelos fueron de monedas y con el pasar de los años aparecieron las de tarjeta.
La compañía de teléfonos de México (Telmex), tenía el mayor número de concesiones en toda la República Mexicana.
De acuerdo a información consultada en varios portales, el permiso otorgado por el gobierno a Telmex establecía que la compañía podía contar con al menos cinco casetas por cada mil habitantes; en Sonora había siete teléfonos públicos por cada mil habitantes.
EL VEDUGO DE LAS CASETAS
Con la llegada del Internet y el celular, la gente empezó a dejar a un lado las casetas telefónicas, lo que se tradujo en su desplome, por lo que las compañías optaron por finalizar el servicio.
En la actualidad se pueden observar algunas casetas telefónicas en Ciudad Obregón, sobre todo en el primer cuadro, las cuales ya no funcionan y en su mayoría se encuentran vandalizadas.
Según empleados de Telmex, las casetas telefónicas en Ciudad Obregón dejaron de operar entre el año 2010 y 2015.
Con el objetivo de rescatar la infraestructura, las compañías que brindaban el servicio pensaron en convertir las casetas en punto de acceso a Internet, siendo un plan que no se aterrizó.
En la memoria de las personas que algún día las usaron quedaron guardados los recuerdos de cuando insertaban una moneda o compraban una tarjeta telefónica con 20, 30 o 50 pesos de saldo, siendo algo que los hace viajar en el tiempo y les genera nostalgia.
Para las nuevas generaciones que usan el celular y las redes sociales, las casetas telefónicas pasan desapercibidas en el panorama urbano, pues fue algo que nos les tocó vivir, por lo que desconocen en algunos casos como operaban.
De esta manera las cabinas de teléfonos públicos en su momento fueron diseños que brindaron múltiples beneficios a la población en materia de comunicación, pero hoy en día son solo estructuras de fierro abandonadas que encierran miles de conversaciones que se realizaron con el teléfono fijo instalado en su estructura.