Director de Salud Mental advierte: alejarse de la sociedad es como privar a una planta de la luz; crece el riesgo de depresión. Invita a cuestionarlos
Por: Francisco Angulo
El aislamiento en los jóvenes equivale a que una planta sea privada de la luz del sol, por lo que es necesario sacarlos de esas conductas, ya que con ello crece el riesgo de caer en la depresión y en casos graves, se orillen a cometer suicidio, advirtió el director de Salud Mental y Adicciones en Sonora, José Luis Garibaldi Zamora.
El profesionista expresó que los jóvenes se aíslan frecuentemente con sus dispositivos electrónicos, que terminan siendo fuentes de entretenimiento y de placer, al grado que pueden ser adictivos en el contexto que pierden mucho de su actividad diaria enriquecedora, como puede ser la convivencia, el deporte, la recreación y la lectura.
Advirtió que, con ello, se debilitan la funcionalidad de su cerebro, sus habilidades sociales, su autoestima y su posibilidad de compartir afecto, impactando de manera significativa en su salud emocional.
También debilita esto, agregó, otras funciones neurosicológicas como la concentración, la memoria, la capacidad de análisis y la capacidad de resolver situaciones de la vida, con lo cual se expone el adolescente y el joven a tener la sensación de que es menos capaz y menos eficaz de enfrentar lo que se presenta en su estilo de vida.
A partir de la sensación de ineficacia o insuficiencia, y de la disminución de los vínculos sociales y familiares, pero también ante la presencia de violencia familiar y de pareja, el joven empieza a experimentar una falta de sentido de pertenencia, de sentido de vida y de desesperanza.
Con esto, afirmó el profesionista, crece en ellos la idea de que no hay por dónde mejoren las cosas, lo que los aproxima a la idea de que no vale la pena seguir viviendo, y es como algunos llegan a recurrir a buscar una forma de huir de esa realidad, privándose de la vida.
PREVENCIÓN DEL SUICIDIO
Para ayudar a prevenir que se den pensamientos suicidas en adolescentes y jóvenes dijo, “es muy enriquecedor ir evaluando cómo camina la situación emocional de las personas cercanas a nosotros; es muy útil medir qué tanto platican, qué tantas actividades realizan, qué tanto se entretienen”.
Y, afirmó, es totalmente válido preguntar si emocionalmente se han sentido bien, y si dicen que no, es también muy válido preguntarles si han llegado a experimentar la sensación de no seguir viviendo.
El especialista afirmó que preguntar esto no aproxima a la persona a que piense en el suicidio, sino todo lo contrario, pues le da una apertura de comprensión, le genera mucha tranquilidad, y da la apertura para que haya posibilidad de que se aproxime a recibir una evaluación especializada y con eso, el joven queda protegido.
Hizo saber que, para recibir atención, la persona puede marcar al 911, y con sólo decir que se siente mal emocionalmente, se le canaliza con un personal de la Dirección General de Salud Mental, que está las 24 horas todos los días del año.
Estos profesionales pueden darles contención al momento, y describirles cuáles son las unidades más cercanas a su lugar de residencia, donde se les hará la evaluación y se determinará si requieren una forma de tratamiento, concluyó el entrevistado.