Entrampado, ciclo agrícola 2025–2026

Crisis hídrica, mercados a la baja y apoyos desalineados impactan la producción

Por: Luz del Carmen Paredes

La ausencia de políticas públicas adecuadas pone en riesgo la seguridad alimentaria nacional, advierten productores agrícolas de los valles del Yaqui y del Mayo.

En la reunión convocada por la Unión de Crédito Agrícola de Cajeme (UCAC), donde participaron productores del sector privado y social, funcionarios federales y estatales, así como representantes gremiales, se analizó el panorama del sector agrícola de cara al ciclo 2025–2026.

José Ramón Romero Arreola subrayó que el panorama es crítico: con las Presas al 30 por ciento de su capacidad, sólo se podrá sembrar entre el 50 y 57 por ciento de la superficie habitual (112 mil a 127 mil hectáreas), y la siembra de primavera–verano prácticamente desaparecerá.

El presidente de la UCAC apuntó que esta es la realidad que enfrenta una región organizada, que con datos advierte que la crisis del Valle del Yaqui y del Mayo es el espejo de todo México. Agua insuficiente, mercados adversos y apoyos desalineados son la receta de una dependencia alimentaria cada vez más riesgosa.

La consecuencia económica y climática ya se vivió en el ciclo anterior otoño–invierno 2024–2025: 160 mil hectáreas en el Valle del Yaqui y 60 mil en el Mayo no se sembraron, lo que representó una ausencia en derrama económica de más de 16 mil 102 millones de pesos, golpeando a agricultores, afectando empleos directos e indirectos, cadenas de transporte, bodegas, comercio local, servicios financieros, la base social de la región y, peor aún, quienes sí sembraron enfrentaron los bajos precios de mercado, precisó.

El entorno internacional es adverso: Brasil, Estados Unidos y Argentina producen maíz y trigo en máximos históricos, lo que deprime los precios globales. México, con costos más altos, queda vulnerable: importa granos baratos y desplaza la producción nacional, con un nivel de autosuficiencia a la baja, que ya ronda el 42 por ciento (en el 2000 era del 61 por ciento), refirió.

La paradoja es clara: el Valle del Yaqui tiene uno de los modelos productivos más organizados del país —uniones de crédito, distritos de riego, asociaciones económicas de productores— y aun así no logra escapar del colapso. La eficiencia interna no compensa la ausencia de agua, la presión de los mercados y la desalineación de la política pública. El productor sonorense está atrapado entre el clima y el mercado.

México ya importa más de la mitad del maíz y trigo que consume. La producción nacional de maíz en 2024 cayó a 24.3 millones de toneladas (-11.7 por ciento), mientras el consumo alcanzó 47.9 millones. El déficit se cubrió con importaciones récord de 23 millones de toneladas. En trigo, la caída en Sonora es dramática: la producción se desplomó en 78 por ciento, resaltó el presidente de la UCAC.

México se vuelve más dependiente de importaciones baratas, y esto recuerda la crisis alimentaria de 2007–2008: los precios internacionales de los granos básicos se triplicaron en cuestión de meses, más de 30 países enfrentaron protestas y disturbios sociales por el encarecimiento de los alimentos, quedando claro que la base productiva no se reconstruye de la noche a la mañana, subrayó.

El costo de continuar esta dinámica será más dependencia del exterior, pérdida de empleos y de competitividad. La política pública debe ser clara: ayudar al pequeño a crecer, sostener al mediano que produce los excedentes y darle certidumbre al país entero, concluyó.