¿Y cómo andan las cosas en Sonora?

Por: Redacción

¿Y cómo andan las cosas en Sonora? Me preguntó un amigo de Jalisco.

¿Qué si cómo andan las cosas en Sonora? ¡De la fregada, como en todo México! Le contesté. Y le conté lo que le acababa de pasar a mi tío Felizardo, a mi tío Pancho y a mi hermana Raquel?

Mi tío Felizardo, un ganadero del sur de Sonora; ranchero; vaquero de cepa como lo fue su abuelo, su papá y ahora sus hijos, anda muy dolido porque, así, de la nada, llegaron a su rancho que durante años estuvo metiéndole dinero en arreglos y ganado, unos tipos mal encarados y sin decir agua va, se la cantaron directa: “Nos gusta mucho su rancho, amigo?y lo queremos”

¡Ah, muchas gracias! Gracias, pero no está a la venta, les contestó.

“No, si no se lo queremos comprar; nos lo va a entregar. Le damos quince días para que se salga y se lleve algunas cosas? ¡y hay de usted si nos denuncia; se lo carga la que lo trajo!”

A los quince días, el rancho que había sido de la familia toda la vida, pasó a otras manos y ni cómo hacerle, bueno, si quieres seguir vivo.

Eso le pasó a mi tío Felizardo, pero a mi tío Pancho, su hermano, le pasó que estaba rentando unas tierras allá en Cananea, para tener ahí sus vaquitas, y de pronto se le presentó la oportunidad de comprar un rancho acá por Fundición y pues, se iba a ahorrar un dinero por la renta y se evitaría tener que estar yendo hasta Cananea, pues se aventó a comprarlo; entregó el dinero, varios millones de pesos le costó, pero resulta que el que le vendió el rancho no era el dueño y a los días lo sacaron de “su” propiedad, y cuando les reclamó que le devolvieran el dinero, lo amenazaron de muerte y le dijeron el clásico “y hágale como quiera”.

A mi hermana Raquel, le paso algo por el estilo, resulta que ella tiene una casa muy bonita en una de las mejores colonias de la ciudad y la puso en renta, y ella se fue a vivir a un departamento para tener unos ingresos extras. Por su ubicación y su amplitud, se rentó rápido. Llegó un señor y le dio tres meses de renta por adelantado, para el tercer mes se le comenzó a esconder, aparte, mi hermana se dio cuenta que le habían hecho divisiones a la casa y en lugar de tres recámaras, hicieron 6 cuartos, y el hijo del señor que se la rentó, los subarrendaba.

Mi hermana le reclamó la renta y lo que había hecho, y el tipo le dijo: “¡Esta casa es mía y no estés molestando o te va a llevar la?, al cabo que ya te tengo bien ubicada a ti y a tu familia”.

Mi hermana salió despavorida de la ciudad y perdió su empleo de años por el miedo. Con el tiempo recuperó la casa gracias a unos contactos pesados que tiene su cuñado, pero la casa estaba maltratada y perdió meses de renta.

No, pues, está fea la cosa en Sonora, dijo mi amigo y agregó: “pero en Jalisco está peor”.a

Y ya mejor cambiamos de tema.
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