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Las Plumas

Fronteras quebradas

Francisco Gonzalez Bolon

Muchos residentes de la frontera se quejan de que a diario ven a sus vecinos estadounidenses pasar sin problema alguno hacia el lado mexicano “para hacer rendir sus dólares”.

Pero si alguien de México quiere pasar hacia el vecino país, como coloquialmente se dice, “se las ve negras”.

Esos son los contrasentidos de una política de fronteras cerradas a causa de la pandemia. En la parte norteamericana, todos los comerciantes de los estados colindantes ya no encuentran la salida a sus problemas económicos.

Y es que, como ya se sabe, les falta el peso de los mexicanos que van “al otro lado” por unas “chácharas” que son el aliciente para la dinámica económica de esas ciudades.

Muchos empresarios “gringos” tenían puesta su esperanza en que esta semana ya podrían los mexicanos desplazarse hacia sus tiendas, pero su Gobierno decidió mantener otro mes más cerradas las fronteras ante el repunte de casos de covid en el lado mexicano.

Y a pesar de que supuestamente existe un programa binacional contra ese virus que ha venido a cambiar la vida de todos, ya van 18 meses de que no hay paso formal entre los residentes de ambos países a lo largo de tres mil 169 kilómetros de frontera.

El hecho de que no haya intercambio comercial en la frontera no ha perjudicado a los grandes empresarios, mucho menos a los funcionarios que están muy lejos, en Washington, tomando decisiones que lastiman la economía de los pequeños comerciantes de su propio país que solamente alcanzan a ver que hay parálisis económica, con negocios cerrados y unas garitas sin gente.

También del lado mexicano hay muchos perjudicados. Por ejemplo, ver por las carreteras camionetas llenas de mercancía de segunda mano proveniente de Estados Unidos, movía a decir que ese era un tianguero.

Pero hoy eso ya no se está viendo y muchos de esos comerciantes han tenido que detener sus actividades también o dedicarse a otros giros en espera de mejores tiempos.

Y ese sector es solamente un ejemplo de los perjuicios que causan las políticas públicas alejadas del epicentro de la tragedia.

Desde México o desde Washington solamente dicen se va a hacer esto o lo otro y no hay poder humano que los saque de sus ideas.

Cómo es posible, se preguntan los comerciantes, que si el sistema de vacunación contra el covid ha dado grandes pasos, como presumen las autoridades de los dos países, todavía no haya una salida al problema de los pequeños comerciantes.

Eso sí, de acuerdo con datos oficiales, grandes industrias como la automotriz alcanzará este año cifra récord, con poco mas de 230 mil millones de dólares.

Y eso que “primero” son los pobres. Habrá que definir a quiénes consideran las autoridades en ese nivel socioeconómico, porque lo que a los de las ciudades fronterizas, como que no los están ayudando para nada.

Me quedo con este pensamiento de Luis Roberto Rodríguez Terán, líder del Frente Común de Tianguistas:

“Definitivamente la decisión de aplazar nuevamente un mes más el tema del cierre de la frontera, sigue lastimando fuertemente la economía del comercio informal, o de los compañeros que se auto emplean, que dependen del comercio de Estados Unidos para transformarlo en ingresos para la familia”.

Mejor explicado, no se puede.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx