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Las Plumas

¿Agua para yaquis?

Francisco Gonzalez Bolon

Hay quienes dicen que son 485 mil hectáreas las del decreto de Lázaro Cárdenas; otros, que solamente 431 mil hectáreas, y otros han estado siempre al acecho de arrebatarle a la Tribu Yaqui no solamente su territorio sino su agua y otros recursos naturales.

Lo cierto es que el Tata Lázaro no fue específico sobre la superficie que el 30 de septiembre de 1940 dotó a los yaquis, pues en el decreto de entonces solamente se precisaron puntos naturales a partir de los cuales se sujetaría la delimitación del territorio.

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Según los historiadores, las tierras yaquis llegaban casi hasta Hermosillo, al norte y hacia el sur hasta el arroyo conocido como Cocoraque, pero eso no fue lo que se plasmó en el decreto cardenista, aunque una buena parte de los indígenas lo aceptó porque estaban cansados de tantas guerras contra el gobierno en las cuales la mayoría de los muertos los ponía la tribu.

El problema es que el 13 de octubre de 1971 otra vez volvieron a realizarse trabajos de deslinde y aparentemente ahí se le volvió a cercenar una parte del territorio.

Ya el 9 de enero de 1997, Ernesto Zedillo Ponce de León expropió dos mil 688 hectáreas en la zona conocida como La Cuchilla, pero una semana después comenzaron de nuevo trabajos de deslinde sin que se sepan los resultados. Los yaquis dicen que más allá de La Cuchilla, se les decomisaron unas 32 mil hectáreas, por lo menos.

En estos días, el director general del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), Adelfo Regino Montes, ha estado dialogando con los yaquis en torno al llamado Plan de Justicia que el gobierno federal pretende imponer, pero que, por lo que se ha estado observando en los últimos meses, nació muerto a pesar de todo lo que se diga en los discursos.

Hay mucho de demagogia y visión puramente electoral en lo que se ha dialogado con los indígenas. Ya hasta les prometieron un acueducto, cuando ya está construido el Yaqui-Guaymas y de ahí pueden brindar agua potable a todas las comunidades yaquis sin necesidad de querer venderle espejitos.

Otro acueducto es el Independencia, cuyos daños quizá no se vean al momento en el aspecto físico de la región, pero vaya que ha golpeado en aspectos como el jurídico porque hace pensar que su operación sencillamente es un atentado contra los ordenamientos judiciales, ya que a las autoridades de todos los niveles les ha importado un comino se haya solicitado que deje de operar ese tubo, pues a nadie le interesa cumplir las leyes.

Otros acuerdos con los yoremes han sido la construcción de obras públicas en las comunidades y viviendas, pero esperemos que las muestras de corrupción recientemente demostradas no vayan a terminar con las buenas intenciones.

De igual modo, se ha prometido la creación de una Universidad y la entrega del Distrito de Riego 018 Colonias Yaquis que desde 1992 debió estar en manos de ellos, pero hasta el momento nadie ha hecho algo por modernizar y hacer efectivo ese instrumento de progreso para los yaquis.

Mucho menos se ha alcanzado la meta de dotar al río Yaqui de su cuota ecológica, con lo que revivirían la flora, la fauna y hasta los mantos freáticos que amenazan con secarse en definitiva.

Ojalá y si se cumplan todos estos acuerdos y no sean solamente parte de una estrategia electorera rumbo al 2021.

Nada desagradaría más a la Tribu Yaqui que, una vez más, como sucede desde que los españoles llegaron a conquistar estas tierras, se incumpla un acuerdo de las autoridades con los indígenas.

Ojalá y me equivoque.

Comentarios: francisco@diariodelyaqui.mx