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¿Distanciamiento social o físico?


Para Natália Cantó, Roger Martínez e Isaac González, sociólogos y profesores de los Estudios de Artes y Humanidades de la Universidad Oberta de Cataluña, desde la sociología el distanciamiento social tiene muy poco que ver con la idea de distanciamiento desde la epidemiología, de la que tanto se habla estos días con motivo de Covid-19.

Para Natália Cantó, Roger Martínez e Isaac González, sociólogos y profesores de los Estudios de Artes y Humanidades de la Universidad Oberta de Cataluña, desde la sociología el distanciamiento social tiene muy poco que ver con la idea de distanciamiento desde la epidemiología, de la que tanto se habla estos días con motivo de Covid-19.


Por: Francisco González Bolón

En un documento que los expertos quisieron compartirnos, aseguran que si bien en los últimos meses hemos oído, hemos leído y muchos hemos utilizado el concepto de “distanciamiento social” de manera exponencialmente creciente, nos hemos detenido en él relativamente poco.

“Lo usamos para referirnos a la distancia mínima que debe haber entre dos personas para minimizar el riesgo de contagio por Covid-19, unos dos metros. Sin embargo, la distancia de dos metros de seguridad no es una distancia social sino una distancia física, necesitamos un espacio físico de dos metros, independientemente de la distancia o proximidad social que haya entre nosotros.

“En epidemiología, se usan indistintamente los términos de distanciamiento físico y distanciamiento social. Sin embargo, desde la sociología, hablar de distanciamiento social en este sentido no hace más que confundirnos, es por esto que defienden que abandonemos el término y pasemos a hablar únicamente de distanciamiento físico.

“Podemos entender que, durante los primeros días del confinamiento de la población, nos parecía adecuada la imagen de la ausencia de contacto social para describir la nueva realidad, pero con el paso de las semanas, hemos tenido tiempo de sobra para darnos cuenta de que no solo en el desconfinamiento nos tendremos que volver a encontrar en las calles manteniendo la distancia física, sino que incluso durante el propio confinamiento no ha tenido mucho sentido hablar de distanciamiento social, ya que si bien muchos vínculos efectivamente se han congelado o distanciado, otros se han afianzado e intensificado e incluso se han creado vínculos nuevos, como ha ocurrido en algunos casos entre vecinos”, apuntan los expertos andaluces.

Según ellos, la distancia social no se puede medir ni en metros, ni en centímetros, ni en kilómetros en el campo de la sociología. El uso más habitual del término hace referencia a la distancia en relación con la desigualdad, sobre todo, la desigualdad socioeconómica, alguien de la clase alta se percibe como muy distante de alguien que vive en la extrema pobreza, lo que podríamos llamar distancia “social vertical”.

“Esta distancia en términos jerárquicos también se puede aplicar a otras formas de desigualdad y de desigualdad de oportunidades, como la que se deriva de la etnicidad, el género, la sexualidad, la nacionalidad, la edad, etcétera. La distancia o proximidad social entendida en estos términos es independiente de que dos personas concretas se relacionen entre ellas a menos de dos metros de distancia, más bien la entendemos como la distancia en oportunidades de vida, en acceso desigual a los recursos, en derechos y obligaciones diferenciados.

La distancia social no sólo hace referencia a la frecuencia de las interacciones, exponen, sino también al tipo de interacción, de vínculo que establecemos en esta interacción, en cuanto a intimidad, reciprocidad, obligación mutua, asimetría, agresividad, etcétera. Podemos sentirnos mucho más distantes socialmente de nuestro jefe en el trabajo, a quien vemos todos los días, que de una amiga a la que solo vemos una vez al año.

Lo cierto es que, al final del día, se han roto vínculos e interacciones con gente a la que veíamos todos los días, porque eran compañeros de trabajo, de la escuela o de cualquier otro ámbito relacional, mientras que se han acentuado otros o generado nuevos, porque han aumentado los contactos con personas que se veían poco, o se ha conocido y establecido algún tipo de relación con vecinos con los que nunca se había interactuado.

Por lo tanto, el distanciamiento físico ha ayudado a la cercanía social y ojalá que con ello se despierte en muchos la necesidad de ahondar en la solidaridad hacia los demás. Ese sería el gran triunfo de la pandemia.

Comentarios: franciscogonzalez.bolon@gmail.com