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Las Plumas

Ante Peaje e industria

Un teatro “bodegota”


Una vez más se ubica en la palestra el tema del denominado peaje carretero. No faltará quien diga que tal es un asunto muy comentado y vuelto a comentar. Pero es claro que una observación de esta naturaleza no le quita ni le pone nada al tenor del problema. Es más: se pensaría que al paso de los años se ha incrementado el rechazo que causa en sectores productivos importantes.

Por ejemplo, y dicho sea geográficamente aquí en lo inmediato, el sector industrial de la región del Mayo pidió a las autoridades (prácticamente con carácter de urgencia) que aborden en forma integral el problema de las carreteras concesionadas y sus casetas. El planteamiento se originó en virtud de los altos costos de peaje existentes, los que han sido (y son) una carga financiera para las empresas, con el agravante de que afectan su competitividad.

Ni más ni menos así lo demandó José María Quintana Álvarez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación de Navojoa. Cabe señalar que también pidió mayor presencia policiaca en las carreteras ante los constantes asaltos y otros actos delictivos que afectan la seguridad de los trabajadores de este sector, asaltos que, además, interrumpen las cadenas de suministro. Cabe reconocer, que este último planteamiento, no pudo ser más oportuno ante la toma de carreteras formalizada en el país por transportistas afectados por la ola de criminalidad que azota esas vías de comunicación, con una frecuencia y severidad verdaderamente insólitas.                                  

Ayer mismo en horas de la mañana todavía estaba en curso esta toma de carreteras, medida que los afectados se habían tardado en llevar a cabo. Finalmente lo hicieron y el problema, en su concepción inmediata o general, puede ser de terribles consecuencias económicas para propios y extraños. Volvamos con la exposición formulada por el presidente de la Canacintra navojoense, quien dijo también que se requiere una revisión de los cobros carreteros para hacerlos más equitativos y acordes con la realidad económica de las empresas transportistas y otros sectores productivos.

Textualmente, Quintana Álvarez dijo al respecto: “Las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, se ven obligadas a destinar una parte considerable de sus ingresos al pago de peajes, lo que disminuye sus márgenes de ganancia y dificulta la inversión en otros aspectos clave del negocio”. Sin duda, esta debe ser una realidad incontestable que no se ve cuándo podría corregirse. Por lo visto, el peaje carretero llegó para quedarse en los lugares donde tiene curso, aunque su existencia como tal quizá no deba ser el problema total, sino los montos económicos con que se aplica.

No en balde, entonces, el presidente de la Canacintra navojoense hizo una pertinente y aguda reflexión al subrayar que, la combinación de la creciente inseguridad en las carreteras y los elevados costos en los peajes, “está afectando negativamente al sector industrial mexicano”. La primera de estas ingratas circunstancias ya hizo crisis y de manera frontal. La verdad es que camioneros y traileros resultan víctimas constantes de asaltos carreteros, cuya mayoría de estos sucesos son un tanto peliculescos, sin negar su dramatismo y peligrosidad. Pero era obvio que el problema respectivo tenía que explotar. El tema del peaje se cocina aparte.

Cabe anotar que, mientras tanto, en Huatabampo sigue adelante el esfuerzo para renovar fachada e imagen del teatro local existente. Incluso, existe ya con ese propósito un denominado Colectivo en Pro del Teatro Inconcluso. Con este enunciado prácticamente queda dicho todo. Ese organismo formulará una convocatoria para que jóvenes universitarios realicen un nuevo diseño de la obra respectiva. Por lo visto, la forma del teatro anterior de la Tierra de los Generales era parecida a una bodega o nave industrial.

Qué cosas ocurren, se podría decir o pensar. El caso es que “el teatro iba ser una bodegota que no transmitiría arte ni cultura”, describió Víctor Julio Blanco Guzmán, presidente del comité respectivo. Explicó: “Necesitamos transmitir cosas bonitas, con un diseño arquitectónico más fresco e innovador, donde se muestren nuestras raíces, las de Huatabampo, las de Sonora”. Cabría decir, entonces, que el llamado rescate del teatro auditorio de Huatabampo va completamente en serio, aunque los trabajos respectivos duren dos o tres años, dijo Blanco Guzmán.

Y dijo bien. Ciertamente, lo que procede es que se lleve a cabo el rescate de la obra cultural que por desgracia (como suele ser común en casos así) terminó en una “bodegota”. Sin embargo, el problema es que a la hora de la hora no concluyó en nada, como, por lo visto, ha ocurrido con varios proyectos de interés público en Huatabampo. ¿Por qué razones? Tal sería la pregunta…

armentabalderramagerardo@gmail.com