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Las Plumas

Ante los problemas en la mina

Ejidatarios de El Sombrerito


Hacer de las suyas es una expresión más o menos propia del habla común. Significa que alguien con sus acciones no está actuando de manera correcta. Regularmente hacer de las suyas, bajo ciertas circunstancias, implica poner en curso actitudes dolosas o abusivas.

Obviamente se trata de una actitud que puede ser personal o institucional, que pinta mal a quien la ejerce. En Álamos, por lo visto, se ha dado a notar esta actitud en la segunda de estas variantes al parecer con cargo a la Minera Corney Bay Panamericana, según una denuncia periodística reciente.

Por principio de cuentas, cabe señalar que en la mina de ese mismo nombre ubicada en Álamos se ha extraído oro y plata durante muchos años, pero con la novedad de que ahora busca explotar mercurio, señalaron ejidatarios de El Sombrerito del municipio de Álamos.

En representación de ese ejido, José Irene Wilson Antelo planteó el problema. Y dijo que la minera, que inició sus labores en el año 2005, “ya se hubiera ido de haber acabado con todo el material”. Pero como encontró mercurio, dijo, decidió quedarse “y busca quedarse mucho tiempo más”.

Ante esta circunstancia, explicó Wilson Antelo, los ejidatarios exigen la firma de un nuevo contrato que marca el pago de 80 mil pesos anuales a cada uno de los 49 integrantes del ejido El Sombrerito. Por lo visto, esta es una de las añejas diferencias entre la mina y los ejidatarios.

Prácticamente a la vuelta de los años se ha vuelto común que en esa relación de trabajo abunden las diferencias. Una y otra vez suele tomarse nota pública de que ambas partes no logran, de suyo muy a menudo, valga repetirlo, solucionar sus desacuerdos.

Empero, no puede negarse que cuando la minera Corney Bay se aposentó en Álamos los campesinos ya estaban en el entorno respectivo. Por eso sorprende que hasta hoy esa empresa y los ejidatarios hayan estado casi siempre en un permanente diferendo que, por lo visto, no tiene para cuando acabar.

Es propio, sin embargo, desear o esperar, al parecer en una especie de sueño imposible, que las partes a que se alude concilien sus diferencias, en un marco de simple y elemental justicia para las dos partes del conflicto, sin olvidar que en este país los ejidatarios o campesinos casi siempre salen perdiendo. Esta es una verdad de a kilo que no se puede ignorar nada más porque sí.

Wilson Antelo hizo constar también que los campesinos están pidiendo lo justo, sin olvidar, señaló, que la minera no ha reforestado ni limpiado el cianuro y otros compuestos químicos que continúan contaminando la zona respectiva. No es por nada, pero hablar de cianuro es hablar en términos serios o severos. O, dicho de otra manera, el cianuro no es cosa de juego.

Puede decirse un tanto lo mismo de lo que Wilson Antelo llamó “otros compuestos químicos”, los que en su opinión propician contaminación ambiental. Este es otro aspecto que no puede ni debe ser tomado con ligereza. ¿Resultaría muy complicado que autoridades en la materia revisaran el tenor o significado de las denuncias abordadas públicamente por quien, como Wilson Antelo, debe saber de lo que habla?

Los problemas que ocurren en el ámbito descrito no son nuevos. Wilson Antelo dijo que siempre han existido muchas irregularidades en el convenio con la Minera Corner Bay. Indicó que ha sido así porque “los dueños de la empresa no dan margen de analizar y negociar, ya que el documento (que debe suscribirse) lo entregan el día de la firma”. Cabe dar por cierto que, si esto es real, y no hay por qué dudar de su veracidad, es propio asumir que las cosas en ese ámbito están en verdad en situación de crisis.

A partir de lo anterior, el representante del ejido El Sombrerito en Álamos reveló un hecho asombroso, y que sin duda debe ser el que explica todo el irregular estado de cosas al que se ha hecho referencia en este texto. Señaló en este sentido que durante años se ha pedido el apoyo de organismos y dependencias como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, diputados, investigadores universitarios y líderes sociales, entre otros.

A todo ese conglomerado se le ha querido plantear los problemas de contaminación y el incumplimiento de los contratos generados por la mina, pero hasta ahora no se ha tenido ningún resultado positivo. ¿Increíble pero cierto? Ni más ni menos…

armentabalderramagerardo@gmail.com